
Al jefe de British Airways se le da bien contar chistes. He aquí uno "El precio récord de los carburantes, el aumento del cien por cien en los impuestos aeronáuticos, la niebla sin precedentes y los problemas de seguridad, la amenaza de huelga de los tripulantes, la constante especulación sobre ofertas de compra, un pacto de "cielos abiertos" que otorga a las líneas aéreas norteamericanas mucho más que a sus rivales europeos…".
Esta es la banda sonora de sus primeros 19 meses al frente de BA. Podría haber añadido: "miles de maletas perdidas y un inminente escándalo en torno a la concertación de precios". Y el remate al chiste: "¿Qué fue de la suerte de los irlandeses?"
Grandes risotadas. La verdad es que el chiste hizo mucha gracia porque Walsh estaba ante un público muy receptivo, en una cena ofrecida ante la Cámara de Comercio, en la City de Londres. Pero para aquellos de nosotros que hemos padecido alguno de esos problemas, la cosa no tiene ninguna gracia.
Sin embargo, Walsh , antiguo piloto de Aer Lingus, utiliza un humor muy irlandés para enfrentarse a los malos tiempos. Todos los máximos responsables de una línea aérea son rehenes de sucesos de este tipo -su predecesor, Sir Rod Eddington, lo llamó "la tiranía de lo urgente". La dificultad está en mirar más allá de lo urgente para planificar los años siguientes.
Suerte
Así pues, ¿necesita el patrón de una línea aérea mantener la suerte? Walsh deja de lado su juvenil sonrisa y adopta un semblante serio. "La suerte puede tener alguna importancia al dirigir una línea aérea, pero no es la cuestión principal. Simplemente se presentan problemas que deben ser resueltos".
Poco dado a echarse flores en público, perspicaz en privado, este hombre de 45 años es un experto a la hora de enfrentarse a los problemas. Desde luego, así se desprende de su aspecto: sin corbata, con el pelo al uno, se mueve con energía entre la mesa y el sofá de su oficina en BA. Corto de estatura y de movimientos decididos, Walsh se parece a un terrier si lo entrevistas. Pero si tienes que trabajar bajo sus órdenes, es más bien un pit bull.
Basta con preguntar a sus antiguos compañeros de Aer Lingus. En tres años al frente de la empresa redujo la plantilla a la mitad. Y está orgulloso de ello porque, dice, salvó a la compañía. "La elección fue sencilla: o se iban ellos, o nos íbamos todos. Así de mal estaban las cosas", afirma.
En BA, donde dirigir "la línea aérea favorita del mundo" con frecuencia te convierte en el jefe más odiado -todo el mundo tiene alguna queja, desde los pasajeros hasta los políticos-, ha tenido que hilar más fino.
Sin embargo, ya ha sorprendido a algunos con sus logros. Enjugar el déficit del fondo de pensiones, negociar las normas de trabajo en Heathrow, sacar a BA de algunas regiones, reducir la deuda: todos estos problemas fueron legados por Eddington y abordados por Walsh . Y, además, se ha fijado el ambicioso objetivo de lograr un margen de explotación del 10 por ciento a través del empleo de incentivos.
No obstante, los acontecimientos siguen conspirando para que parezca un torpe comienzo. Tan sólo 10 meses después de trasladarse a la nueva Terminal 5 de Heathrow, BA se encuentra constantemente sacudida por las especulaciones.
El mes pasado, la empresa publicó unos beneficios para este ejercicio de 611 millones de libras, antes de impuestos, lo cual supone un recorte de 5 millones. Confirmó también que se había unido a la oferta de compra de su rival Iberia. Esto alimentó las especulaciones de que la propia BA podría estar ahora en el ojo de mira. Además, los rumores acerca del malestar de los sindicatos en la Terminal 5 tampoco parecen querer disiparse.
Para los accionistas de BA, es difícil saber si deben reír o llorar. No ven un dividendo desde 2001 debido a las deudas y problemas con las pensiones que atenazan a la empresa. ¿Podría producirse una oferta de compra justo antes de que empiecen a ir bien las cosas en la Terminal 5?
'No coment'
"Sin comentarios". Lo mismo con el escándalo de los precios, para cuya potencial multa Walsh ha apartado 350 millones de libras. BA admitió el mes pasado que había incumplido las leyes sobre competencia en 2004 y 2005, actuando en colusión con algunos competidores en relación con las sobretasas de los combustibles. Según las informaciones, BA fue acusada por Virgin a cambio de inmunidad.
"No voy a decir nada sobre eso", replica Walsh . "Lo que se sabe es que las investigaciones continúan, y que los abogados han aconsejado a todo el mundo que no se hagan especulaciones. Pero déjeme decirle esto: tengo muchas cosas que decir y estoy deseando que llegue la oportunidad de poder hacerlo".
Suena a amenaza. Pero las cosas nunca parecen tener final para BA. ¿Le ha sorprendido la dureza con la que se le trata? "Qué va", sonríe. En Aer Lingus, su oficina estaba justo enfrente de la de Ryanair, de Michael O'Leary. "Si quieres dureza, habla con Michael", dice. "No hay nadie más duro que él".
Esta sangre fría es una de las marcas distintivas de Walsh . Abandonó Aer Lingus, donde había trabajado desde que llegó como piloto cadete, cuando el gobierno irlandés obstaculizó sus planes de privatización. Para BA, que estaba deseando sustituir a Eddington, la cosa no pudo ser más oportuna. Lo único que la preocupaba era que la capacidad de reorganización de Walsh le hacían más eficaz para dirigir una empresa de bajo presupuesto que una gran empresa.
Martin Broughton, presidente de BA, afirma que los últimos 18 meses han demostrado que los que dudaban no tenían ninguna razón. La gestión realizada por Walsh en relación con la apertura de la Terminal 5, la actualización del Club World y sus planes de expansión de la flota muestran que "sabe dirigir una línea aérea de alta calidad". El próximo paso, dice Broughton, será arreglar el tema de los equipajes y la puntualidad.
Walsh , al ser preguntado por los recientes problemas con el equipaje, opta por la repuesta más larga: "Fue un conjunto de cosas…" Y cita la niebla que se sumió sobre el aeropuerto en Navidad, la predominancia de BA en Heathrow, las terminales, las dificultades de la BAA…, sin llegar a responder.
¿Le interesan más ahora los pasajeros de empresa? "No", dice rápidamente, "Nos gustan todos los viajeros, todas las personas son importantes para nosotros; lo que pasa es que se habla más de la clase preferente porque es lo que hacemos mejor que la mayoría".
¿No se dispone a lanzar servicios sólo para la clase preferente en viajes desde Europa? "No, solamente estamos estudiando las opciones".
Muchos piensan que tendrá dificultades para lograr el margen de explotación del 10 por ciento que se ha fijado sin aplicar medidas radicales en BA. No lo consiguió el año pasado (7,1 por ciento) y debe haberse visto mucha gente cabizbaja -al no haberse embolsado los incentivos- en la reunión celebrada por Walsh con empleados de la empresa hace nueve días.
Evitó por los pelos una huelga de tripulantes de cabina por motivos salariales en enero. Pero la reunión estuvo muy bien, según Walsh . "Me encantan las sesiones de preguntas y respuestas", se ríe. Esperemos que su confianza sea infecciosa.
Si alguien puede hacerlo, ese es Walsh . Fue directivo de un sindicato de pilotos antes de dar el gran salto a la gestión de la empresa, y ahora muestra su gran capacidad como orador y negociador.
Según sus viejos amigos, combina su memoria para las cifras con un gran atractivo. Walsh , sin embargo, prefiere resaltar su experiencia como piloto. Te enseña a tomar decisiones con rapidez. "También te da la oportunidad de entender mejor el funcionamiento de la empresa desde dentro".