Madrid, 31 may (EFECOM).- El portavoz del grupo parlamentario de IU, Gaspar Llamazares, criticó hoy el "triunfalismo" económico del Gobierno, y advirtió de que el giro social a la izquierda "se va a quedar a medio camino" si el Ejecutivo no modifica su política económica y no incrementa el gasto social.
En su intervención en el debate sobre el estado de la Nación, Llamazares recordó que pese a la visión "triunfalista" del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "los españoles tienen dificultades para conseguir un empleo de calidad y para acceder a una vivienda digna, están endeudados y muy hipotecados y ven que, pese al cambio político, las prestaciones sociales, sanitarias y educativas son bastante precarias".
Para esas familias, que hace dos años apostaron por el cambio, recordó Llamazares, el giro social, económico y ecológico "aún no ha llegado", lamentó el líder de IU.
Aunque los datos macroeconómicos "son positivos", la economía "no es sustancialmente diferente de la de hace dos años", sigue apoyándose en "el frágil ladrillo, el consumo y el sector servicios" y basando su competitividad en bajos salarios y en unas exigencias fiscales menores que la media UE, es decir, que "sigue siendo una economía tradicional", denunció.
Por eso, lamentó, "no es de recibo que Zapatero hable de un cambio económico, porque aún no se ha producido en España".
Llamazares también se refirió a la "contrarreforma fiscal" que es un "derechazo al cambio" porque con el nuevo modelo los asalariados "siguen contribuyendo en mayor medida a la hacienda pública" y las empresas son las que siguen obteniendo los beneficios, es decir, que "la tarta se sigue repartiendo de manera asimétrica".
Según cálculos de IU, España necesitaría más de 6.000 millones de euros anuales adicionales para converger en gasto social con la media de la UE pero la reforma fiscal restará, al menos, 5.000 millones al erario público.
Por eso, Llamazares reiteró que la reforma fiscal supone "un freno a las aspiraciones sociales de la izquierda" y "enfría las relaciones" entre IU-ICV y el partido socialista.
En su turno de intervención, el portavoz de ICV, Joan Herrera, dijo que la reforma fiscal costará al Estado entre 4.000 y 7.000 millones de euros que podrían financiar "políticas de equidad".
Según Herrera, la reforma hace que "tener un sueldo tribute más que invertir en bolsa" y supone "la fractura de los objetivos sociales de la izquierda que son la equidad y la justicia".
Advirtió además de que para muchos simpatizantes socialistas ésta no es una reforma "de izquierdas" y, por eso, están "enfadados" con el Gobierno, al tiempo que criticó la falta de apoyo al alquiler, "que prima a los propietarios por encima de los inquilinos".
En respuesta a ambos portavoces, el presidente del Gobierno afirmó que su discurso económico "no es triunfalismo, sino una realidad", consideró una "exageración" calificar de "derechazo" a la reforma fiscal y manifestó su deseo de que sólo suponga un "bache" en las "buenas relaciones" entre el PSOE e IU-ICV.
En cuanto a la fiscalidad de las rentas del ahorro, reconoció el cambio experimentado respecto a compromisos anteriores, pero que ha sido fundamentado, dijo, en una decisión "meditada y acertada".
En su opinión, el hecho de que la reforma del IRPF pretenda beneficiar sobre todo a las rentas medias "no significa que no pueda haber otros incentivos fiscales como los de pensiones", que son un "estímulo del ahorro" para el conjunto de la sociedad.
Sobre la rebaja del Impuesto sobre Sociedades, señaló que es "una tarea pendiente", que permite acercarse al tipo impositivo europeo, y "competir y producir mejor".
También afirmó que una rebaja impositiva puede propiciar al Estado unos ingresos similares o superiores a los recaudados hasta ahora, y recordó el compromiso electoral de que no aumentará la presión fiscal en esta legislatura. EFECOM
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