
Los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 20 desembarcaron este sábado en Toronto con objetivos claros pero con planes poco concretos. Dos fueron los temas que dominaron la velada durante la cena de bienvenida organizada por el primer ministro canadiense, Stephen Harper: cómo sostener la frágil osamenta de la recuperación económica del planeta y qué tipo de reformas debe enfrentar el sector financiero.
Según el propio mandatario canadiense, un tímido "consenso" hizo acto de presencia durante el banquete, especialmente en lo que se refiere a imponer objetivos concretos sobre el saneamiento de las cuentas de los distintos gobiernos. Así, el comunicado de hoy domingo incluirá el compromiso del G20 de reducir el déficit a la mitad en 2013 y, al menos, estabilizar el porcentaje de su deuda respecto al PIB en 2016.
El Presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso ha asegurado durante una rueda de prensa que "el objetivo mínimo para reducir el déficit probablemente será aceptado!. Sin embargo, previamente, el secretario del Tesoro de EEUU, Tim Geithner señalaba que la Cumbre del G20 debería centrarse en el "crecimiento".
¿Cuánto tiempo deben mantenerse los estímulos?
Harper ha reconocido por su parte que existen "tensiones" sobre cuánto tiempo deben continuar invirtiendo fondos públicos para estimular la economía. De cara a la galerÌa, las rencillas entre la canciller alemana, Angela Merkel, escoltada por su homólogo francés, Nicholas Sarkozy, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, parecieron esfumarse. Sin embargo Reino Unido, Alemania y Francia, atemorizados por la debacle griega y la crisis de deuda soberana, desembarcaron en Canadá con la intención clara de recortar el gasto público.
Tras la reunión del G8, Sarkozy aclaró que no existe enfrentamiento alguno. "He escuchado a Obama decir lo importante que es mantener política fiscales sostenibles debido a los riesgos que pueden derivar del déficit y la deuda", dijo. Por su parte, Merkel dejó claro que todos coincidían en afirmar que "una salida política fiscal es parte de una política de crecimiento sostenible". Además añadía que sus planes de recorte fiscal en Alemania no harán descarrilar la recuperación económica global.
Aún así, en la trastienda, existen serias dudas sobre la marcha atrás coordinada que los europeos quieren dar a los estímulos económicos. Geithner dejó claro que Europa y Japón deben hacer todo lo posible para aumentar su demanda doméstica y lanzó una puñalada al afirmar que "todavía no hemos visto que dichos países hayan aprobado políticas que garanticen una demanda doméstica robusta en el futuro".
En este sentido, EEUU contó con un nuevo aliado: Brasil. El ministro de Finanzas brasileño, Guido Mantega, advirtió que los recortes de déficits "deben ser realistas y no inhibir el crecimiento". Además acusó a algunas economías avanzadas de "querer equilibrar sus cuentas a nuestra costa", en referencia a los países emergentes.