
No hay mal que por bien no venga. Por supuesto que la banca comercial estadounidense se encuentra entre la espada y la pared a la espera de conocer más detalles sobre el documento final sobre la reforma financiera. Mientras eso ocurre, Bank of America y otras entidades se preparan para imponer nuevas tarifas a servicios básicos, como tener una cuenta de ahorro, que hasta ahora eran gratis. Esto permitirá que los beneficios en dichas compañías sigan manteniendo el listón alto independientemente de los limites que impongan los legisladores.
Al menos así lo adelantaba el Wall Street Journal, que indicaba precisamente que las cuentas corrientes, conocidas como checking accounts a este lado del Atlántico, comenzarán a exigir tarifas de mantenimiento, cuando han sido gratuitas durante la última década. De hecho, eso es lo que ha atraido muchos clientes con un perfil mucho más bajo que el resto de la media.
Según explicaban algunos expertos citados por el periódico, a partir de ahora tener mil dólares en una cuenta corriente y no hacer nada con ellos, costará dinero. A día de hoy más de la mitad de las cuentas corrientes en los bancos comerciales de EEUU no son rentables, al menos eso apuntaba un informe realizado por la consultora Celen.
Desde Bank of America defendían esta posición al asegurar que los clientes tendrán varias posibilidades: propiciar más negocio para el banco o pagar una tarifa de mantenimiento.
Por supuesto esto ha hecho que los grupos en defensa de los consumidores pongan el grito en el cielo, especialmente en un momento en el que el Congreso ha limitado la multa por no poder costear el pago de una tarjeta de crédito a los 25 dólares de máximo, cuando muchos bancos cobraban mucho más.
No hay que olvidar que en el primer trimestre del año, la banca comercial estadounidense se embolsó más de 9.400 millones de dólares, lo que representa el 16,5% de los ingresos sin intereses de dichas entidades.