
"No firmamos nada". Así de contundente se expresaba ayer un muy alto dirigente de la CEOE, quien confirmaba el mandato expreso que los vicepresidentes de la patronal española dieron a los representantes de la parte empresarial en la negociación de la reforma del mercado laboral. Corbacho dice que el plazo máximo de negociación para la reforma es de 8 días.
Los empresarios están "hartos" de lo que consideran "intransigencia y victimismo" de los sindicatos, que se niegan en rotundo a cualquier flexibilización del despido y a adoptar medidas eficaces contra el absentismo, que es otro de los caballos de batalla de la patronal.
Una negativa al acuerdo que, unida a la de Comisiones Obreras, que no aceptará abaratamiento alguno del despido y prepara ya las movilizaciones, obligará al Gobierno a "mojarse y legislar", a sabiendas de que cualquier decisión que tome le coloca entre la espada de la huelga general y la pared de los mandatos de Bruselas y del FMI.
Por eso, una de las alternativas que está manejando el presidente Rodríguez Zapatero es llevar al Consejo de Ministros del 11 de junio un decreto de reforma laboral light que pare momentáneamente una huelga general, que le aterroriza. Un decreto en el que se incluya la consabida generalización del contrato de fomento del empleo, con una indemnización por despido de 33 días por año trabajado, a cambio de restringir los contratos temporales introduciendo mayores trabas y exigencias para su utilización.
Con esto Zapatero es consciente de que no va a satisfacer las demandas de los organismos internacionales, pero, precisamente, esperaría a un nuevo "tirón de orejas" de Bruselas, de Alemania y del Fondo Monetario Internacional para rectificar y proceder a una reforma en profundidad del mercado laboral, más acorde con las reivindicaciones de los empresarios, pero justificándose en las obligaciones impuestas desde fuera.
Últimos intentos
Y es que todas las partes implicadas en la negociación tienen cada vez más asumida la práctica imposibilidad del acuerdo en la mesa del diálogo social, salvo un giro radical e inesperado.
Gobierno y agentes sociales pactaron ayer la celebración de, al menos, dos nuevas reuniones para intentar el acuerdo. En principio, la próxima reunión se celebrará mañana miércoles, ya que hoy los líderes sindicales estarán en Bruselas asistiendo a la reunión del Comité Ejecutivo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES). La segunda reunión tendrá lugar la próxima semana.
El propio Rodríguez Zapatero defendió ante la Ejecutiva Federal del PSOE la "urgencia" de cerrar la reforma laboral y aseguró que, en caso de que el acuerdo no sea posible, acabará decretando "por responsabilidad" las medidas oportunas para crear empleo ".
Por su parte, el presidente de Cepyme, Jesús Bárcenas, reconocía que es "muy difícil" que los sindicatos acepten pactar una reforma laboral acorde a las exigencias de la UE y los mercados internacionales, por lo que auguró que "lo más normal" es que el Gobierno tenga que asumir una reforma "intensa". Como escollo principal para el acuerdo, Bárcenas identificó el coste del despido y sus causas objetivas, y rechazó la propuesta de extender el contrato de fomento de empleo indefinido. "El modelo de 33 días no ha funcionado por la estrechez de los jueces", afirmó.