Economía

Washington acorrala a los depredadores de Wall Street

El presidente de EEUU, Barack Obama. Foto: Archivo

Hace casi ocho décadas, el Congreso de Estados Unidos, con el ex fiscal Ferdinand Pecora a la cabeza, consiguió cercar a J.P. Morgan Jr. y demás inquilinos de Wall Street que, con sus triquiñuelas y secretismos, alimentaron la llama de la Gran Depresión. El escarmiento fue de órdago y a la vergüenza pública le sucedió una retahíla de regulaciones que ataron en corto al sector financiero.

Ahora, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, toma nota de lo aprendido e intenta seguir adelante con su propio azote a la banca, con un mensaje envuelto en un populismo que podría convertirse en un arma de doble filo. A tan sólo seis meses de las elecciones legislativas, que pondrán en juego la hegemonía demócrata en el Congreso, el mandatario intenta impregnar su huella en la reforma financiera que se cuece en el Capitolio.

Esta iniciativa "ayudará a poner fin a las prácticas depredadoras y neutralizará a los prestamistas sin escrúpulos para ayudar a asegurar el futuro financiero de su familia", aseguró el propio Obama el pasado fin de semana en su tradicional discurso radiofónico.

Oleada de investigaciones

El inquilino de la Casa Blanca adornó su ataque contra Wall Street haciendo referencia a la oleada de investigaciones que tanto la fiscalía de Nueva York, liderada por el temerario Andrew Cuomo, el Departamento de Justicia y la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) llevan a cabo sobre los bancos más importantes del país. Con esta reforma, afirmó, el sistema financiero será más transparente al revelar los detalles de "los negociados complejos y entre bambalinas".

Mientras, en Manhattan, muchos ejecutivos bancarios se agarraban a la silla envueltos en confusión. La semana pasada el Wall Street Journal desveló que fiscales estadounidenses, en colaboración con la SEC, trabajaban de forma conjunta en una investigación criminal para determinar si los bancos engañaron a sus inversores a la hora de dar a conocer detalles sobre las obligaciones de deuda hipotecaria -conocidas como CDO-. La SEC informó a JP Morgan, Deutsche Bank, UBS y Citigroup sobre sus intenciones, en este caso civiles.

Sumaba así miembros al club de entidades bajo microscopio que en abril inauguró Goldman Sachs y en el que también está Morgan Stanley. Por otro lado, el sheriff de Wall Street, el fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, acusaba a ocho bancos (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Deutsche Bank,Merrill Lynch, UBS, Citigroup, Credit Suisse y Crédit Agricole) de manipular a la hora de someter sus bonos a los ratings de Moody's, Standard & Poor's y Fitch.

Por supuesto, Cuomo tampoco tuvo piedad sobre estas entidades a las que igualmente investiga por haberse podido someter a sobornos, según adelantó el New York Times.

California en el ojo del huracán

Para rizar aún más el rizo, el gobierno de California, el mayor emisor de bonos municipales, también aunó fuerzas con la SEC para determinar si los principales bancos de EEUU usaron su propio dinero para apostar en contra de los bonos municipales que estaban encargados de vender.

Y Grecia, muy oportunista, también intenta echar leña al fuego. De acuerdo con Reuters, el primer ministro griego anunció ayer la apertura de una investigación para determinar la posible responsabilidad de la banca de EEUU en la crisis que atraviesa su país. John Coffee, profesor de la Universidad de Columbia, consejero de la SEC y deNYSE, explicó a AFP que "seguramente se pactará un acuerdo global".

"Ninguna firma financiera puede sobrevivir por si sola a una demanda criminal y el gobierno deEEUUno quiere entrar en guerra con una sola, sino con la industria, que ahora no tiene estómago para pelear", añadió. Todoscontratodos EnWashington, los senadores tanto demócratas como republicanos han dado luz verde a diversas enmiendas dentro del proyecto de ley de la reforma financiera. El jueves votaron a favor de privar a los bancos del poder de acudir a las agencias de rating para obtener una calificación de sus bonos.

Así, los legisladores creen que debe ser la propia SEC la que de determine en un consejo independiente la agencia que proveerá los servicios. A ello habría que sumar la decisión de los senadores de obligar a las compañías de tarjetas a recortar sus tarifas a las empresas que acepten pagos con tarjetas de débito.

Un final incierto

Sin embargo, como apuntaba el profesor Coffee, es difícil que las autoridades, los legisladores y la Casa Blanca acaben presentando cargos criminales con los bancos, a no ser que quieran firmar su muerte. "Un cargo criminal es algo muy serio para un banco de inversión", determina David Ruder, antiguo capitán de la SEC durante el caso contra el Drexel Burnham Lambert, que no sobrevivió a los cargos de malas prácticas interpuestos en la década de los noventa.

Matthew Albrecht, analista de Standard & Poor's dijo que "las investigaciones pueden dar lugar a una nueva regulación, pero no a cargos criminales". Por su parte, Alan Valdes, director de trading de Kabrick Trading, recordó a elEconomista como un caso similar en 2003, en el que se puso de manifiesto el conflicto entre los departamentos de análisis y de inversión en diez de los grandes bancos de inversión del país, culminó en pacto con multas por 875 millones de dólares. Y parece probable que se quede en eso.

Wall Street Journal ya adelanta que incluso miembros de la SEC creen que la acusación de fraude contra Goldman no se mantendría ante un tribunal. Por ahora se respira una calma tensa después de que Goldman, Citigroup, Bank of America o JP Morgan presentaran unos resultados del primer trimestre impresionantes. Eso enfureció al público y ha despertado rencillas dentro del banco central de EEUU. Thomas Hoenig, presidente de la Fed de Kansas City declaró al Wall Street Journal que "no deberíamos garantizar un margen de beneficio a Wall Street manteniendo los tipos al cero".

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