Ginebra, 9 may (EFECOM).- El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, dijo hoy que urgen compromisos serios y sustantivos de todos los socios a nivel multilateral para dar el empujón definitivo a la Ronda del Desarrollo de Doha.
Durante las últimas semanas, señaló Lamy durante una conferencia de prensa en Ginebra, los países "han reducido divergencias" en los asuntos más importantes de la negociación de Doha, pero también admitió que "hablar de convergencias sería exagerado".
"Creo que se van limitando las divergencias, pero se hace a un ritmo demasiado lento a tenor del calendario que tenemos por delante", subrayó el máximo responsable de la OMC.
Los 150 países de la OMC negocian desde 2001 la liberalización de la agricultura, los productos industriales y los servicios, entre otros, para lograr que sus beneficios repercutan principalmente entre las economías más pobres y en desarrollo.
Pero las diferencias entre países ricos e industrializados y las grandes economías emergentes ha puesto el proceso de Doha en una situación de parálisis que ya dura desde finales de julio de 2006, aunque desde enero pasado se intenta reanimarlo.
Determinar las modalidades para la reducción de aranceles y el techo máximo de las subvenciones internas en agricultura, y en industria, son los escollos de una negociación que se pretendía terminar a finales de 2006, pero que por ahora tiene abierta la fecha del fin a expensas de la voluntad política de las grandes potencias comerciales.
Lamy indicó hoy al Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC que esos países (EEUU, la UE, Brasil e India, entre otros) "han afirmado su compromiso para llegar a un final exitoso de las negociaciones, y también se han comprometido a intensificar sus esfuerzos para llegar al terreno común" que posibilite ese objetivo.
El máximo responsable de la OMC descartó, durante su encuentro con la prensa, presentar un documento global para impulsar las negociaciones y señaló que ésa es la tarea de los presidentes de los diferentes grupos negociadores.
También señaló que de momento "no está claro que la presencia de los ministros sea necesaria en Ginebra".
Sobre el documento presentado recientemente por el presidente del comité de agricultura, el embajador neozelandés Crawford Falconer, Lamy señaló que "ha conseguido poner la maquinaria en marcha. Ha suscitado un debate muy animado y que es muy bienvenido, además de que ha logrado que ninguno esté satisfecho, lo que es un paso necesario para ir a la siguiente fase".
La propuesta de Falconer para sacar la negociación agrícola adelante ha sido calificada por la mayoría de países de "desequilibrada" y carente de fórmulas realmente capaces de acercar las posiciones en tan complejo asunto, pese a ser ése el objetivo perseguido.
Lamy se refirió también a la fecha más inmediata que los negociadores tienen en el horizonte, el 30 de junio próximo, cuando expira la autoridad de promoción comercial (TPA) o "fast track" que el Congreso estadounidense da a su Gobierno para que negocie acuerdos internacionales de comercio, sin someterlos a enmiendas y con un voto a favor o en contra.
Subrayó que, a efectos prácticos, "se avanza sin el fast track desde principios de año" y que ese instrumento "es necesario para concluir la negociación".
La dificultad está en que el Congreso estadounidense está dominado por los demócratas, mientras que la Casa Blanca es republicana.
Para intentar acercar posiciones, un grupo de países aprovechará la oportunidad que brinda la reunión anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en París para reunirse el próximo miércoles.
Los responsables de Comercio de EEUU, la UE, Brasil e India tienen previsto reunirse los días 17 y 18 de mayo en Bruselas.
El director general de la OMC declinó pronunciarse sobre la posibilidad de que la institución desplace su sede en Ginebra, por falta de espacio, a una capital asiática, como señalaron recientemente algunos medios helvéticos.
Lamy calificó esa situación como de "rumores" que no comentaba y afirmó que él negociaba "por teléfono, y no por megáfono", aunque admitió que a la institución le hacía falta más espacio. EFECOM
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