Bruselas, 2 may (EFECOM).- La Comisión Europea mantiene la esperanza de convencer a todos los Estados miembros de las ventajas de establecer un método común en toda la UE para el cálculo de la base del Impuesto sobre Sociedades, de manera que pueda comenzar a aplicarse a partir de 2010.
El comisario europeo de Fiscalidad, Laszlo Kovacs, explicó hoy en rueda de prensa los últimos avances del grupo de expertos que trabajan en este asunto y recordó que la intención de la Comisión es presentar una propuesta definitiva el próximo año.
Kovacs hizo hincapié en que armonizar la base imponible -la cantidad sobre la que se mide la capacidad de pago del contribuyente- aumentaría la eficiencia del mercado interior, al facilitar a las compañías que operan en varios países de la UE el cumplimiento de sus obligaciones tributarias.
El comisario reiteró, una vez más, que establecer un método común para el cálculo de la base imponible no supondrá en ningún caso armonizar el tipo del Impuesto sobre Sociedades, competencia que seguirá en manos de las autoridades nacionales.
Este punto centra las reticencias de varios países miembros, como Irlanda o Estonia, que tienen una fiscalidad empresarial muy baja y que se oponen radicalmente a subirla.
Preguntado por la postura de los distintos Estados, Kovacs indicó que, hace un año, cuando se debatió la cuestión en la reunión informal de ministros de Finanzas en Viena, doce países (incluidos Rumanía y Bulgaria, que todavía no habían entrado en la UE) estaban claramente a favor, ocho mantenían un "apoyo con cautela" y siete tenían "dudas, preocupaciones o se oponían".
Además de Reino Unido, estaban en contra de armonizar la base del Impuesto sobre Sociedades Irlanda, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Chipre y Malta.
La presidencia alemana de turno de la UE planea introducir este tema en la agenda del Ecofin (Consejo de Ministros de Finanzas de la UE) que se celebrará el 5 de junio y entonces "podremos tener una visión actualizada" de las diferentes posiciones, dijo Kovacs.
El comisario también recalcó que la aplicación de la base común sería voluntaria para las empresas, pues hay muchas compañías que solo operan en un Estado miembro y, lógicamente, preferirán seguir aplicando la legislación nacional.
Insistió en la conveniencia de que la nueva base sea "lo más simple y amplia posible", con mínimas excepciones e incentivos.
Respecto a la posibilidad de optar por una cooperación reforzada -aplicar la normativa sólo en un grupo de países-, Kovacs señaló que el objetivo de la Comisión es lograr la unanimidad de los 27 para que sea de aplicación en toda la UE, por lo que ése sería el "último recurso".
Bruselas presentará, junto a su propuesta legislativa el año que viene, una evaluación de su impacto financiero, explicó el comisario.
Además, antes de presentar el texto definitivo, quiere recabar la opinión de los países sobre la conveniencia de aplicar la base común al sector financiero, debido a sus características particulares, aunque cree que al final también se le aplicará el nuevo método.
Según la Comisión, contar con un sistema común para calcular la base imponible en la fiscalidad empresarial aumentaría la transparencia y la eficiencia de las empresas, mejoraría su competitividad y reduciría significativamente los costes de cumplir con sus obligaciones fiscales -los precios de transferencia-, así como los trámites administrativos y el riesgo de doble tributación. EFECOM
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