Economía

Las participaciones en la gran banca pasarán de 'pufo' a 'maná del cielo'

  • EEUU puede embolsarse 30.000 millones de dólares
  • Reino Unido planea 'trocear' las entidades que maneja
El primer ministro británico, Gordon Brown. Foto: Archivo

Desde que los contribuyentes de Estados Unidos se convirtieran en inversores involuntarios de cientos de entidades del sector bancario del país, la polémica ha estado servida. Pero no sólo en Estados Unidos. También en otro país de habla inglesa: Reino Unido. De hecho, fue él quien marcó la pauta en el albor del colapso.

Mientras la Administración Bush había optado inicialmente por adquirir los activos tóxicos, Gordon Brown se sacó de la manga la recapitalización de entidades, un proceso que marcó tendencia y que convirtió a su Gobierno en accionista activo de parte de los grandes del sector, como RBS.

Ambos Gobiernos anglosajones se convirtieron en accionistas de uno de los sectores que más denostado quedó tras el paso del tsunami subprime. Pero han sabido sacarle partido. No en vano, la mayoría de entidades han duplicado su valor en el último año. Ahora se plantean vender estas acciones y devolvérselas así a sus legítimos accionistas: los inversores.

EEUU recoge beneficios

Los excesos de Wall Street culminaron con un rescate de 700.000 millones de dólares, aprobado en octubre de 2008, que sirvió de muro de contención para evitar el derrumbe del sistema financiero norteamericano. Sin embargo, el gobierno, convertido en un descomunal gestor de fondos, ha sabido sacar rentabilidad a sus mayores operaciones. Prueba de ello son los más de 30.000 millones de dólares que podría embolsarse tras la venta de sus 7.700 millones de acciones en Citigroup.

Al fin y al cabo, es imposible pasar por alto cómo el Plan de Rescate Financiero, más conocido como TARP, ejerció de bálsamo inmediato para los titanes del sector bancario, muchos de ellos libres ya de las esposas doradas del gobierno norteamericano.

A día de hoy, el sector financiero se ha revalorizado un 162%, según la evolución del S&P 500 Financials Index, después de tocar fondo y registrar su peor cota de los últimos 17 años. Tanto el Departamento del Tesoro como la Reserva Federal (Fed) han alicatado esta recuperación a través de préstamos y garantías que ascienden a más de 8 billones de dólares y los tipos de interés excepcionalmente bajos.

Situación de los gigantes de las finanzas

Análisis de las mayores entidades financieras de EEUU y Gran Bretaña por capitalización buirsátil

Fuente: FactSet

Las ganancias en Citi

Ahora, este colchón promete ser la lanzadera perfecta para el renacer de la industria bancaria. Para Dick Bove, analista de Rochdale Securities LLC, los valores bancarios podrían cuadruplicarse en los próximos dos o tres años. "Las acciones seguirán subiendo mucho más", afirmó en un informe, al mismo tiempo que achacó estas subidas a la reducción de las pérdidas derivadas de los préstamos, "lo único que importa a los inversores", según sus palabras.

Bajo estas circunstancias no es de extrañar que Tim Geithner, secretario del Tesoro de Estados Unidos, y sus chicos hayan esperado pacientemente para vender las participaciones comunes del gobierno en el gigante bancario del país, Citigroup. Si se toma como referencia el precio de cierre del jueves, cuando las acciones de la entidad se cambiaban a 4,47 dólares, el Tesoro podría embolsarse más de 33.000 millones de dólares. Es decir, obtendría cerca de 8.000 millones de dólares en beneficios.

Cabe recordar que el gobierno de Estados Unidos adquirió el 27% del accionariado de Citi a cambio de 25.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo, pagó 3,15 dólares por título del banco.

De un tiempo a esta parte las intervenciones realizadas por las autoridades federales durante el punto álgido de la crisis parecen no haberse mostrado tan descabelladas. Según su último informe de este mismo mes, el Tesoro de Estados Unidos ha recibido un total de 13.700 millones de dólares en intereses y dividendos derivados de sus inversiones en distintos bancos a través de sus programas de rescate. Además, las entidades financieras intervenidas han devuelto ya un total de 129.800 millones de dólares de los 204.900 millones de dólares recibidos.

El analista Greg Valliere de Soleil Securities no dudó en asegurar a la BBC que estas cifras suponen toda "una victoria de relaciones públicas para la administración Obama". Y añadió: "Había muchos escépticos que creían que esto nunca ocurriría".

Otro ejemplo de la productividad de las inversiones del gobierno en la banca estadounidense fue la venta de warrants de Bank of America, con la que el Tesoro recaudó más de 1.500 millones de dólares a principios de marzo, la mayor subasta de este tipo de instrumentos realizada por la agencia.

No es oro todo lo que reluce

La euforia suscitada por la próxima venta de las acciones comunes de Citigroup ha servido para hacer sombra a la realidad que todavía enfrenta el gobierno de EEUU. Al menos ocho grandes bancos regionales, la mayor parte de ellos con sedes en el medio oeste americano, siguen sin devolver las ayudas del TARP mientras sus cuentas continúan en negativo.

GMAC se encumbra en estos momentos como la entidad que más dinero debe al gobierno, alrededor de 17.000 millones de dólares, mientras que SunTrust debe todavía cerca de 4.900 millones de dólares. El consejero delegado de éste último, James Wells, afirmó a sus inversores el pasado mes de septiembre que consideraba la ayuda gubernamental como "una deuda muy cara". El banco ha perdido dinero durante cinco trimestres consecutivos y las firmas de inversión consideran que podría registrar unas pérdidas de 1,44 dólares por acción en el actual ejercicio.

Otras entidades como Marshall & Ilsley, en Milwaukee, que han perdido 2.800 millones de dólares entre 2008 y 2009 su suman a la larga lista de bancos regionales que enfrentan nuevos problemas dada su exposición al sector hipotecario comercial. Stephen Moss, analista de Janney Capital Markets, dijo en un informe a sus inversores que la rentabilidad de estas firmas "está lejos" y "dudamos que vayan a devolver el dinero a las autoridades a corto plazo".

Tampoco hay que olvidar que las verdaderas ovejas negras del TARP siguen siendo la aseguradora American International Group (AIG) y las automovilísticas General Motors y Chrysler. El año pasado los contribuyentes perdieron alrededor de 60.800 millones de dólares debido a su participación en dichas entidades. A ello se podrían sumar otros 27.100 millones de dólares derivados de los fallidos programas de refinanciación de hipotecas lanzados por el gobierno de Estados Unidos.

Reino Unido acumula pérdidas

Mientras, en Reino Unido, RBS, el que fuera uno de los líderes mundiales ha quedado como símbolo del fracaso del modelo anterior y todavía ostenta el récord de pérdidas en la historia corporativa británica, 22.000 millones de euros.  Actualmente tiene un 84% de su capital en manos del Estado, si bien antes de entrar en su capital en el último trimestre de 2008, el Tesoro británico ya había procedido en febrero a una nacionalización integral, la del Northern Rock.

De hecho, la primera intervención pública en un banco en tres décadas se considera el inicio 'de facto' de la crisis en las islas.

Desde entonces, el sector comenzó a pagar los riesgos, si bien algunos, como HSBC o Barclays, prefirieron esquivar el paraguas público con ampliaciones de capital. En el caso de Lloyds, la entrada del Gobierno se produjo a raíz de la adquisición de HBOS, una operación auspiciada por el propio primer ministro para evitar otro Northern Rock y que todavía arrastran los balances de la entidad financiera. Aun así, finalmente fue capaz de sortear el Programa de Protección de los Activos y mantener en el 43% el porcentaje dominado por el Tesoro.

Un desenlace que requirió, no obstante, de la mayor emisión de títulos registrada en las islas, casi 14.000 millones, de los que el contribuyente puso 5.700, para asegurar que llegaría a los 21.000 millones considerados necesarios para sobrevivir sin el plan. RBS, por contra, sí lo empleó, con hasta 280.000 millones de préstamos potencialmente peligrosos garantizados por el Gobierno.

En cualquier caso, dos años después del colapso, Reino Unido ha derivado en un panorama de dos velocidades. Los que no recurrieron a la ayuda del Estado han regresado ya a la senda de beneficios, mientras que los seminacionalizados son incapaces de cortar la sangría de pérdidas y periódicamente anuncian recortes de plantilla. Una evolución preocupante para un Gobierno que inyectó directamente más de 130.000 millones para salvar el sistema y que ve cómo sus bancos siguen en el bando de los que pierden.

Vuelta a la... ¿normalidad?

Aún así, las nubes se van despejando y Lloyds prevé en breve volver a los números positivos. Además, el Tesoro quiere ampliar la competencia en el sector y está dispuesto a emplear las entidades que maneja. La fórmula pasaría por dividirlas para promover la entrada de nuevos jugadores, de modo que prohibiría así a los gigantes que ya copan el mercado participar. De hecho, los conservadores, líderes en las encuestas para las elecciones de mayo, han sugerido descuentos a los ciudadanos, como reconocimiento por su esfuerzo con los rescates.

El proceso se ve complementado con las órdenes de Bruselas como contrapartida por las ayudas públicas. Tanto Lloyds como RBS deben desprenderse de parte de sus activos, si bien el Tesoro quiere monitorizar el proceso para garantizar que beneficia al sistema en su conjunto.

El primer paso se ha visto ya con Northern Rock, dividido tras obtener autorización comunitaria entre una división saneada y un banco tóxico. El primero, será vendido en breve, mientras que el segundo, por el momento, permanecerá bajo control público.

El coste de esta nueva reestructuración supondrá en cuatro años nuevos bancos en las islas y la entrada de un 10 por ciento de propietarios. El Gobierno espera así que se reactive la competencia, para lo que Lloyds se deshará de 600 oficinas y RBS recortará en dos puntos su porcentaje en la tarta minorista y venderá también administraciones. Entre los pretendientes a las especializadas en empresas está el banco español Santander.

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