
Este lunes, a las 16,30, el Gobierno presentará a los agentes sociales su propuesta definitiva de reforma laboral con la que el Ejecutivo pretende resolver el círculo vicioso en que este asunto había quedado sumido después de que Gobierno y sindicatos unieran sus negativas a "abaratar del despido" como condición sine qua non de la reforma.
En esta reunión, apenas se pondrán sobre la mesa los asuntos 'pacíficos' del pacto social en ciernes, es decir, los que no generan polémica. Y que en buena medida ya fueron presentados por el Gobierno el pasado 5 de febrero en un documento muy poco concreto, que incluía, entre otros extremos, la promoción de los contratos indefinidos y la lucha contra la temporalidad; la reducción de jornada 'a la alemana' para evitar despidos; la revisión a la baja de bonificaciones a la contratación (su efecto se ha desvirtuado porque las ayudas se han generalizado demasiado) y más apoyo al empleo joven.
El modelo austríaco
Pero es probable que en esta reunión, a la que acudirán sólo segundos niveles, se aborde por primera vez el análisis del llamado modelo austríaco, que podría ayudar a resolver la sinrazón del modelo de contratación español, que se caracteriza por una temporalidad excesivamente alta ?más de la tercera parte de los trabajadores- y por un coste de despido también exageradamente alto -45 días por año trabajado- para quienes tienen la suerte de contar con un empleo fijo.
Los consejos del Banco de España
El Banco de España ha insistido en que este modelo de contratación dificulta grandemente la reducción del paro, y ha avisado que sería una verdadera tragedia que el Gobierno aceptara tomar nuevas medidas para reducir la temporalidad sin flexibilizar el empleo fijo. Flexibilización a la que se oponen frontalmente los sindicatos, que sin embargo han visto con receptividad las primeras propuestas sobre el modelo austríaco, que el Gobierno explicó a las organizaciones sindicales el martes de la pasada semana, sin presencia de la patronal.
Dicho modelo, que entró en vigor en Austria en 2003, se basa en un contrato único y en el aumento de trabajadores con derecho a indemnización por desempleo a cambio de una reducción de la cuantía media. El empresario ingresa en un fondo de cada empleado el 1,5% del salario; y los derechos acumulados por cada trabajador se mantienen aun cuando cambie de trabajo hasta que se jubile, a menos que pierda el empleo, en cuyo caso puede cobrar antes ese dinero.
Como ha dicho el Banco de España en su boletín de julio de 2009, "este sistema ha logrado que los derechos de despido sean adquiridos por todos los trabajadores desde el primer día de trabajo. Asimismo, preserva estos derechos en caso de un cambio voluntario de empresa, con lo que la movilidad de los trabajadores debería verse favorecida".
Es probable que la oferta del Gobierno a los sindicatos incluya asimismo algunos aspectos de la llamada flexiseguridad danesa, que otorga una protección social superior a los desempleados (junto a una mayor formación) a cambio de más flexibilidad laboral. El Gobierno parece dispuesto a asumir este mayor costo.
Es evidente que la magnitud del paro no sólo está vinculada al sistema de contratación, pero es altamente significativo que Austria disfrute hoy de un desempleo del 5,4% (12% entre los jóvenes) frente a España, que tiene el 19% (del 40% para los menores de 25 años). Algo habrá que hacer, y cuanto antes.