
Este próximo viernes está marcado en rojo en los calendarios de economistas, expertos e inversores. Y es que, pese a ser festivo, se espera que en esa jornada se publique la cifra mensual de empleo en Estados Unidos correspondiente al mes de marzo. Un dato que muchos expertos pronostican que puede ser muy positivo, aunque tiene sus trampas.
Estados Unidos, que lleva su propio calendario, ha preferido no respetar el ayuno y publicar el viernes uno de los platos macroeconómicos más fuertes para evaluar si la resurrección de su economía se debe más a un factor estadístico porque los nuevos datos se comparan con la fuerte recesión del año anterior, o a que de verdad se está reactivando.
El 2 de abril se conocerá el dato de desempleo del mes de marzo. Y la paradoja es que "lo mejor que puede suceder es que ni bata las previsiones ni las decepcione", adelanta Félix González, socio-director general de Capitalia Familiar.
Positivo... y negativo
Por un lado, los inversores desean confirmar de una vez por todas que su reactivación es fuerte. Algo en lo que la evolución del empleo es crucial.
"Es la tercera rueda del círculo del crecimiento. Primero se recuperan los inventarios; después lo que se reactiva es la inversión empresarial, aunque en este ciclo se está produciendo de manera menos fuerte; y el tercero es el consumo. Algo que es muy difícil que mejore si no viene acompañado de creación de puestos de trabajo", explica Damián Querol, director de análisis de Banco Gallego.
La vertiente negativa de lo que se pueda extraer del empleo norteamericano es que los inversores tienen miedo a morir de éxito. Es decir, que una evolución mejor de la esperada daría suficientes argumentos a los operadores para que éstos descuenten que la Reserva Federal no puede hallar más excusas para mantener el precio del dinero en mínimos.
¿La mejor cifra en casi tres años?
De momento, el consenso de expertos recogido por MarketWatch señala que se espera que este mes se hayan creado 200.000 puestos de trabajo. Algunos economistas incluso van más allá y sitúan la cifra más allá de los 250.000. Si estas predicciones se cumplen, sería el mayor incremento mensual del empleo en Estados Unidos desde noviembre de 2007. Además, sería el segundo mes, de los últimos 27, que se saldaría con creación de empleo, en vez de la destrucción a la que nos tiene acostumbrados la crisis.
Eso sí, aunque cualquier mejora sería bienvenida, la cifra visible no cuenta la historia completa, puesto que tiene cierta distorsión por motivos que van desde la construcción del nuevo censo hasta factores estacionales y/o ambientales.
Contratos atrasados y temporales
Por ejemplo, febrero suele ser un mes fuerte en contrataciones, pero las fuertes nevadas experimentadas vividas en la región, muchas compañías de sectores como el transporte, la construcción o incluso las ventas minoristas han estado en stand by y no se han puesto a reforzar la plantilla hasta marzo.
A esto se une la actualización que se hace del censo nacional cada 10 años, tarea para la que el Gobierno ha contratado miles de trabajadores, incluso se habla de un total de 100.000 contratados. Aunque, eso sí, es un trabajo temporal.
Así, "si se descuentan los efectos del censo y la climatología, posiblemente veríamos un pequeño, aunque en cualquier caso positivo, en el empleo subyacente, lo que sería una buena noticia, aunque no tanto como sugeriría una cifra de 200.000 empleos creados", señalan desde la firma de análisis económico y financiero IHS Global Insight.
Sin tener en cuenta estos factores, el número real de empleos creados podría estar entre los 50.000 y los 100.000. Una cifra exigua, si tenemos en cuenta que las peticiones semanales de subsidios de desempleo se mantienen desde julio de 2008 por encima de los 400.000 trabajadores. Y son muchos los economistas que consideran que, para que el mercado de trabajo comience a dar signos reales de mejora, las peticiones deben caer por debajo de esa barrera psicológica y mantenerse ahí durante algunos meses.