París, 23 abr (EFECOM).- La OCDE destacó hoy que Nueva Zelanda tiene una de las economías más flexibles y más resistentes de sus países miembros, pero advirtió de que su perfil de crecimiento es "desequilibrado" y puso el acento en particular en una evolución "mediocre" de la productividad.
En un informe dedicado a Nueva Zelanda y publicado hoy, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señaló que aunque los desequilibrios que han venido marcando la ralentización económica iniciada en 2005 comienzan a reabsorberse, "las perspectivas a corto plazo siguen siendo inciertas".
Uno de esos desequilibrios viene por las presiones inflacionistas marcadas en particular por el sector de la vivienda, derivado del aumento de los ingresos de las familias y las continuas entradas de inmigrantes.
Otro tiene que ver con una tasa de ahorro de los particulares negativa, con un endeudamiento que se ha disparado para rondar el 160% del ingreso disponible, el nivel más elevado del que se conoce como el "Club de los países desarrollados".
La consecuencia final es que el déficit por cuenta corriente se situaba a finales de 2006 en el 9% del Producto Interior Bruto (PIB).
Los autores del informe consideran que "es difícil saber" si el ciclo económico en Nueva Zelanda ya ha tocado fondo para "volver a una trayectoria de crecimiento más viable".
Subrayan los problemas de productividad, ya que la fuerte absorción de mano de obra en el último decenio se ha hecho a costa de una ralentización de su progresión, puesto que esos nuevos trabajadores incorporados al mercado laboral se encuentran entre los menos productivos.
La OCDE constata que el nivel de vida en ese país sigue un 16% por debajo de la mediana de sus Estados miembros y atribuye la persistencia de esas diferencias en lugar a los efectos negativos de las "fuertes fluctuaciones a medio plazo de los tipos de cambio nominales y reales" que frenan las inversiones en el sector exportador.
Además, los neozelandeses tienen que tomar créditos a tipos de interés "sistemáticamente más elevados" que en los otros países, lo que incrementa los costos de capital y ralentiza las inversiones.
En el informe se lanzan recomendaciones en tres terrenos, el primero sobre la forma de controlar el tirón de los gastos del sistema de pensiones, por ejemplo con un ajuste automático de la edad de jubilación en función de la evolución de la esperanza de vida.
Para impulsar los mercados de capitales, se sugiere aumentar el peso de los fondos de pensiones o analizar por qué los particulares acumulan tan pocos activos financieros pese a los altos rendimientos.
Por último, y aunque el régimen fiscal neozelandés se haya considerado durante mucho tiempo uno de los más eficientes de la OCDE, se plantean dos reformas alternativas: bien una imposición de los ingresos globales, bien un régimen impositivo dual en que los ingresos de capital tendrían una tasación inferior a la de los ingresos del trabajo. EFECOM
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