
Puede que la socialista Ségolène Royal se quede fuera de combate en el primer asalto de la lucha por la presidencia francesa el próximo domingo. Pero si sobrevive, echará abajo a su rival de centroderecha, Nicolas Sarkozy, en un duelo brutal entre la intolerancia y la comprensión femenina.
El autor de esta predicción no es ningún experto ni una encuesta, sino François Hollande, un hombre en una difícil situación al ser, a la vez, líder del partido y compañero sentimental de Ségo, la socialista que podría conquistar el Palacio del Elíseo en las próximas elecciones.
Su agudeza política
"Ségolène ha estado subestimada durante mucho tiempo; algunos colegas han tenido que pagar un precio muy alto para darse cuenta. Es una política mucho más aguda de lo que la gente cree", contó Hollande a The Times. "Posiblemente yo la conozca un poco más que los demás. Tiene mucho carácter y fuerza interior", añadió.
Afable y hablador, Hollande parecía la antítesis de la reservada madre de sus cuatro hijos mientras reflexionaba sobre su agitada campaña y el difícil cambio de roles cuando se apartó de la escena el año pasado para dejarle sitio a Ségolène.
El también llamado señor de Royal aseguró que la peculiar y solitaria campaña de Ségo era fruto del trabajo en pareja más de lo que se pensaba. "No quería dar la impresión de que ella estaba controlada por el líder. Era mejor dejar que dirigiera su campaña a cierta distancia del partido", afirmó. No obstante, los dos diputados coordinaban sus estrategias a diario, y en su vivienda de París resultaba difícil hablar de cualquier cosa que no fuera la campaña, comentó.
Buenas noticias
Cuando Hollande se subió al tren de alta velocidad para acudir a un mitin en Grenoble, llegaron buenas noticias de las encuestas. Tras las dificultades que atravesó para deshacerse del centrista François Bayrou, Royal se colocaba al mismo nivel que Sarkozy (de 52 años), el favorito de los conservadores. Pese a sus traspiés, Ségolène nunca ha caído por debajo del segundo puesto en las encuestas y se ha situado muy por delante de Bayrou, aunque le han perjudicado los sondeos que aseguran que sólo él puede acabar derrotando a Sarkozy.
Hollande habla con ternura de su compañera, a la que le une un contrato civil, no de matrimonio, y se muestra orgulloso de la elegante aunque obstinada mujer a la que el difunto presidente François Mitterrand predijo un gran futuro. "No ha cambiado nada. Y en casa es la misma persona que se ve desde fuera", señala. Pero quedaba un misterio sobre su Ségolène que podría ayudarle a ganar.
¿Un as en su manga?
El líder socialista desveló que su modelo de campaña estaba basado en el socialismo de la tercera vía de Tony Blair. "Blair nos ha enseñado cómo hacerlo. Primero impones tus cuestiones y después te haces cargo de las cuestiones del otro lado. Es sencillo", explica.
Ségolène ha blandido eslóganes blairistas como "educación, educación y educación", aunque diluyendo su entusiasmo público hacia el primer ministro británico desde que eso perjudicara su imagen el año pasado. Al contrario que Sarkozy, no ha visitado Londres durante la campaña, "porque nos habrían acusado de estar próximos a Blair", sostiene Hollande.
La prueba de fuego
El primer secretario socialista reconoce que la emergencia de Bayrou como candidato creíble ha enfriado el atractivo de Royal hacia la clase media. "Pero si Ségolène llega a la segunda vuelta, todos la mirarán de otra manera. Habrá sobrevivido a la prueba de fuego y la verán como a una ganadora. En eso consiste el carisma", indica.
El carisma es una de las razones por las que Royal, y no él, está luchando para suceder a Jacques Chirac. Experto estratega, Hollande mantuvo unido el partido tras la aplastante derrota de Lionel Jospin en 2002, pero su forma de ser templada y su aspecto de don nadie le suponían una desventaja frente a las cualidades de estrella de Royal.
Asegura que Royal se ha endurecido con la campaña y está preparada para un desempate a muerte. "Ségolène tendrá que demostrar que tiene autoridad y cuenta con un futuro Gobierno a su alrededor. Demostrará que es pacífica y que está en armonía con el país, mientras que Sarkozy provoca inquietud y angustia. Vamos a ver diferentes conceptos de la sociedad y el poder. Ella levantará el ánimo de la gente. Como mujer, tiene una forma diferente de hablar de las cosas", dice.
Hollande no habla sobre su posible papel de primer marido de Francia. Ocurra lo que ocurra, dirigirá el partido hasta las elecciones parlamentarias de junio y luego traspasará el poder a un nuevo líder. Se especula que podría ser portavoz o ministro.