
La tasa de inflación subyacente, que no tiene en cuenta alimentos ni energía, cayó en enero en Estados Unidos por primera vez desde 1982, debido a la caída de los precios de los costes de la vivienda, las habitaciones de hotel, los billetes de avión, automóviles y ropa.
En concreto, este indicador descendió un 0,1%, soprendiendo a los analistas, que esperaban una subida del 0,1%.
En términos interanuales, la subyacente descendió al 1,6%, frente al 1,8% de diciembre. Los analistas con sultados por Bloomberg esperaban que se mantuviera en el 1,8% de diciembre.
El IPC general, por su parte, aumentó un 0,2% en comparación a diciembre, cuando se produjo un alza de la misma magnitud. En tasa interanual, la inflación pasó a crecer un 2,6% por debajo del 2,7% de diciembre.
Los analistas consultados por Bloomberg esperaban de media un incremento mensual de los precios del 0,3% y una tasa interanual del 2,8%.
Este incremento se debió principalmente al aumento de los precios de la energía (+2,8%), siendo el incremento del 4,4% de los precios de la gasolina el factor más relevante. Además, los índices del gas natural (+3,5%) y el fuel oil (+6,1%) también crecieron en el primer mes del año, mientras los precios de la electricidad cayeron un 1,1%.
Por su parte, los precios en el sector alimenticio crecieron un 0,2% en el primer mes del año, una décima más que el mes anterior.