La empresa y fábrica de trajes de flamenca Roney tiene previsto presentar concurso de acreedores, tras 50 años de actividad, debido a la falta de financiación tras la salida de uno de los dos socios de la empresa, lo que ha provocado el cese de la actividad de la fábrica que existe en la capital hispalense y el cierre de todas las tiendas, excepto una ubicada en El Plantinar.
SEVILLA, 16 (EUROPA PRESS)
Según indicó a Europa Press la hija del propietario que permanece actualmente en la empresa, Chele Neyra, está previsto que la próxima semana presenten suspensión de pagos, toda vez que ya la semana pasada se acometieron los despidos de la práctica totalidad de la plantilla, algo menos de 20 trabajadores, y la fábrica del Polígono Amate ahora mismo está sin actividad.
No obstante, precisaron que la única tienda que posee, ubicada en El Plantinar, sí sigue abierta y está vendiendo "trajes a un precio más bajo, para 'desestocar' todo el género".
Neyra lamentó que los problemas de financiación se recrudecieron tras la marcha de uno de los dos socios, José Romero, para abrir otras tiendas de trajes de flamenca, algo por lo que ha sido denunciado por el otro propietario, Juan Neyra Romero, actual socio de Roney, por competencia desleal, ya que "se llevó la cartera de clientes y documentación de la empresa". Ambos socios estaban en el accionariado al 50 por ciento y están pendientes de juicio por competencia desleal, aunque no hay fecha para la vista.
Esta portavoz explicó que el socio que se marchó "ya nos anunció que no iba a poner más dinero", tras lo que el propietario que se quedó al frente de Roney "empezó a pedir financiación y tuvo incluso que hipotecar su casa", pero, según apuntó Neyra "los bancos y cajas no nos dan financiación ni los créditos necesarios porque hace falta la otra parte, el otro socio".
"José Romero quiere cerrar Roney para que sus tiendas prosperen", añadió esta portavoz, quien, tras asegurar que los propietarios de la empresa "están muy dolidos con Romero", precisó que el cierre de la empresa "no es por la crisis, sino por la falta de financiación derivada de la marcha de uno de los dos socios".
Explicó que la colección para este año 2010 "se ha sacado pero se ha tenido que parar la producción y devolver las telas adquiridas, por lo que la fábrica está cerrada, no hay actividad y el personal está despedido", aunque la tienda seguirá abierta hasta que no se presente el concurso de acreedores "pero cuando se presente la suspensión de pagos tendrá que cerrar".
Neyra espera que dicho concurso puedan presentarse la próxima semana y precisó que "lo adeudado a los acreedores no es mucha cantidad de dinero, pero no la puede sostener un solo socio".
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