Economía

Las empresas islamistas, bajo vigilancia ante la amenaza de un posible atentado

El comunicado de Al Qaeda del pasado 11 de marzo en el que señalaba a España como objetivo de la yihad, por cuarta vez en menos de un año, ha hecho saltar todas las alarmas en el Gobierno, que ha dado orden a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de emplear todos los medios disponibles para prevenir un atentado islamista en fechas cercanas a las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo.

Policía, Guardia Civil y Centro Nacional de Inteligencia (CNI) se han volcado en investigar cualquier pista que conduzca a la nueva red de empresas establecidas por islamistas radicales, después de que un primer embrión financiero fuese desbaratado en noviembre de 2001 como resultado de la Operación Dátil. Ahora, descubrir los mecanismos de financiación del terrorismo yihadista se ha convertido en una obsesión de los servicios de inteligencia de todo el mundo.

En el caso concreto de España la preocupación es aún mayor, dado que Al Qaeda, o lo que los servicios de inteligencia han dado en llamar "el directorio de la militancia islámica moderna", mantiene, junto con el objetivo táctico de que las tropas europeas se retiren de Afganistán, otro de carácter estratégico: la recuperación del al-Andalus histórico, al que consideran parte integrante de un pretendido califato panislámico.

Amenaza cercana

La irrupción en escena, por primera vez, de un desconocido Movimiento para la Liberación de al-Andalus lleva a pensar a los servicios de seguridad que se ha producido un salto cualitativo del directorio de Al Qaeda con respecto a España.

El director del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, señala que este movimiento sería una célula de Al Qaeda en el Magreb formada por los militantes más extremistas del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, sin descartar que sea un grupo autónomo constituido por tramas norteafricanas. Los salafistas son la franquicia de Al Qaeda en el Magreb, Sahel, Europa, Irak y Afganistán.

Respecto a al-Andalus, territorio que se corresponde con la mayor parte de la Península Ibérica, confluyen intereses de distinto signo. Desde creyentes que desean vivir en uno de los lugares donde se desarrolló la edad de oro del islam, pasando por estados árabes que en secreto financian la implantación de comunidades musulmanas en un territorio que creen les fue arrebatado, hasta el terrorismo islamista que pugna por acelerar el proceso.

Del análisis de los cuatro comunicados protagonizados por el número dos de Al Qaeda y su estratega más señalado, Ayman al-Zawahairi, los servicios de inteligencia han llegado a la conclusión de que el directorio de Al Qaeda ha dado órdenes de impulsar la "islamización" de España.

Soporte económico mediante una red de empresas

Para ello, la dirección yihadista considera imprescindible disponer de una fluida financiación, con un elevado grado de seguridad para mantenerla al resguardo de los servicios de inteligencia españoles. Y, para generar estos recursos económicos, nada mejor que hacerlo desde empresas legales asentadas en territorio español, libres de toda sospecha. Los movimientos de dinero a través de la red bancaria mundial conllevan cada vez más riesgos; y además, dejan rastro.

Fuentes de la lucha contra el terrorismo islamista señalan que la estrategia diseñada por el "comité financiero" de Al Qaeda, uno de los cuatro departamentos en que se divide el directorio de la organización que fundara Osama Bin Laden -junto los comités de cuestiones militares, de cuestiones islámicas y de propaganda- consiste en tejer pacientemente redes de pequeñas empresas que presten soporte económico a asociaciones y organizaciones musulmanas en las que los islamistas tratan de infiltrarse.

Su objetivo es controlarlas desde dentro y reclutar adeptos, bajo el argumento de que los españoles forman parte de la conspiración occidental. En la actualidad, cerca de 200 asociaciones musulmanas están registradas en el Ministerio del Interior, y otras tantas funcionan sin haber formalizado el preceptivo registro. Cifra que en el último decenio se ha multiplicado por 10.

Dos modelos de negocio

Los expertos españoles han estudiado el "modelo empresarial" seguido por Osama Bin Laden en Sudán entre 1991 y 1995, años en lo que puso en pie un entramado de empresas con las que extendió la yihad y financió sus operaciones.

Según afirma el periodista norteamericano Peter Bergen en su libro Guerra Santa S.A. (Grijalbo, 2001), "Al Qaeda estaba concebida como cualquier otra empresa multinacional, con cuentas en bancos de Chipre, Malasia, Hong Kong, Dubai, Viena y Londres. La mayoría de los miles de empleados ignoraban que trabajasen para Al Qaeda, extremo que sólo conocía el equipo de confianza del multimillonario saudí". Las operaciones comerciales eran, pues, una tapadera para extender la yihad.

La célula española

Luego está la célula española desarticulada en la Operación Dátil, que contaba con ramificaciones en todo el mundo. Se dedicaba a reclutar yihadistas entre la población inmigrante marroquí, darles apoyo a su regreso de Afganistán, formar "células durmientes" y coordinar acciones terroristas. Conseguían parte de la financiación a través de pequeñas empresas inmobiliarias, con operaciones que nunca superaban los 2,5 millones de euros.

Según los servicios de inteligencia españoles el modus operandi casi siempre suele ser el mismo: "El desafío que afrontamos y la magnitud de la amenaza estriba en el volumen cada vez mayor de población inmigrante, en torno al millón, procedente de países musulmanes. El 99 por ciento viene a trabajar y abrirse camino honradamente en España. Nuestro trabajo consiste en identificar al uno por ciento restante".

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