Economía

¿Año español en China? Las empresas critican el escaso apoyo de Moncloa

Los empresarios critican la gestión del Año de España en China por parte del Ejecutivo. Foto: Archivo
Nos lamentamos mucho de que el gran déficit de España en China es nuestra falta de imagen-país pero, cuando se presenta una oportunidad histórica para invertir tal percepción, vamos y la tiramos por la borda. Las compañías asentadas en el gigante asiático tildan de nefasta la agenda de actos promocionales: la Oficina Comercial en Shangai prepara 42 eventos para todo el ejercicio cuando en 2006 fueron 53.

Todas las fuentes de empresas españolas presentes en el país asiático consultadas por elEconomista han coincidido en mostrar su malestar por, a su juicio, la desafortunada organización del Gobierno español en el Año de España en China, que se celebra desde el 1 de enero y que tiene por objeto la promoción de nuestro país, nuestra cultura y nuestras empresas en el mercado potencial más importante del mundo.

Desperdiciar oportunidades

Los empresarios critican la falta de previsión en la elaboración del programa de actividades y el haber dejado escapar una ocasión única para que España mejore su imagen en un país donde es una completa desconocida más allá de los tópicos. Y eso que, según asegura el propio presidente del Ejecutivo en cada debate sobre el estado de la nación, Asia y, especialmente, China son prioritarias para nuestra acción comercial exterior.

Los reproches de los empresarios llegan desde todos los ángulos. La mayoría ataca, principalmente, el retraso y la falta de información y planificación a la hora de armar el programa, lo que en su opinión ha impedido un mayor protagonismo de muchas empresas que habrían querido intervenir para tener visibilidad en el Año de España.

Buscando patrocinio

Otras fuentes, que accedieron a hablar con este diario a condición de mantener el anonimato, apuntaron que sólo fueron invitadas a participar de alguna forma en el evento a última hora y con objeto de lograr el patrocinio de alguna de las actividades del programa.

"Nos vinieron a decir que, ya que las empresas seríamos las más directamente beneficiadas por la promoción que supone el Año de España, debíamos ser patrocinadores. Que era nuestra oportunidad para cambiar esa imagen de España de la que siempre nos quejamos", señala un directivo acerca de la reunión convocada a tal efecto por la embajada española en Pekín, a la que asistió. Aunque muchos empresarios consideran justo que el esfuerzo sea compartido por el sector privado, el malestar es palpable.

Y es que el enojo viene dado por lo mal que la Administración española ha marcado los tiempos. O sea, como se dice vulgarmente: en la organización del Año de España -acordado en 2005 por José Luis Rodríguez Zapatero y Hu Jintao-, han reaccionado tarde y mal.

La financiación

Prueba de ello no es sólo que no será hasta el próximo 5 de abril cuando la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, inaugure oficialmente en Pekín el Año de España en China, mes y medio después del arranque del año lunar chino. Es, sobre todo, el limitado músculo que se intuye detrás del proyecto: el Gobierno no lo ha dotado con un presupuesto específico, sino que se ha limitado a desviar fondos desde otras partidas presupuestarias de distintos ministerios y organismos y entidades estatales.

Uno de los organismos clave en los que se apoya toda la promoción, la SEACEX (Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior),concretó que destinará cinco millones de euros a 10 actos que se llevarán a cabo a lo largo de este año.

Por su parte, Pablo Bravo, embajador nombrado a efectos de coordinación por el ministro responsable de la organización del Año de España, Miguel Ángel Moratinos, no pudo confirmar la cifra global del desembolso que supondrá el programa. "Mi labor es coordinar a otras entidades que sí tienen presupuesto. El Icex, con 150 millones de euros, es uno de los pilares y ha duplicado sus actividades. La CEOE y las Cámaras de Comercio tendrán también una presencia importante. España está haciendo un gran esfuerzo este año en China. Habrá un despliegue que se va a notar", declaró Bravo.

Menos actos de promoción que el año pasado

Sin embargo, una fuente consultada de la Administración comercial española en China fue tajante: "no existe un programa específico por ser el Año de España en China". De hecho, las actividades previstas -ferias, misiones directas, pabellones oficiales, etc.- para 2007 por la Oficina comercial de España en Shanghai, cuyo calendario se remitió a los periodistas el pasado 6 de marzo, suman 42. En el año 2006, sumaron 53.

Pablo Bravo admitió, eso sí, que "durante los dos primeros meses del año hubo un poco de retraso". Con todo, ante las críticas vertidas desde el ámbito empresarial español, matizó que es pronto para juzgar: "Estamos empezando, no podemos hablar de oportunidad perdida". También quiso recalcar el "esfuerzo oficial" que, gracias a incontables visitas de alto rango -incluida la de los Reyes-, hará España en 2007.

Nada dijo, por el contrario, de la torpeza mostrada por el Ministerio de Moratinos al no prever la desbandada general de los máximos representantes diplomáticos españoles en China, justo en su año clave: el embajador, Carlos Blasco, y su segundo de a bordo accedieron a la sede en Pekín en otoño; el cónsul de Shanghai y los tres consejeros jefe de las Oficinas comerciales de Pekín y Shanghai, son todos salientes durante el año 2007.

Ante semejante panorama, no es de extrañar el programa oficial que ha presentado España como carta de presentación en China. A grandes rasgos, parece sólida y completa. Una mirada más profunda descubre la realidad: muchas de las actividades ya estaban previstas por otros organismos como las Oficinas comerciales o las Cámaras de Comercio y simplemente se han incluido dentro del marco del Año de España en China.

También se han aprovechado las giras de algunos artistas para incluirlas en el programa, al igual que los distintos actos del Instituto Cervantes. Respecto al número de patrocinios de empresas privadas, Bravo se limitó a decir: "¿Cuántos? cada vez más, estoy moderadamente satisfecho", zanjó. Para colmo, se considera como actos depromoción el Masters Series de Tenis de Shanghai y el Gran Premio de Automovilismo de ese país. Menos mal que nos quedan Alonso y Nadal.

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