
Los envíos de dinero que realizan los inmigrantes residentes en España, con destino en sus países de origen, se realizan en numerosas ocasiones por cauces irregulares. Las deficiencias en la regulación de estas transacciones fomentan estas prácticas, que se traducen en un aumento de las situaciones de "marginalidad financiera".
Son conclusiones de un estudio del economista Íñigo Moré, publicado por el Observatorio Permanente de la Inmigración. En él quedan patentes las múltiples vías existentes para sacar dinero de nuestro país sin seguir la legalidad vigente.
Por nacionalidades, los ciudadanos que más se sirven de estas estratagemas son los venezolanos. El 70% de los inmigrantes de este país que residen en España utilizan cauces irregulares para los envíos de capital a su tierra. En términos absolutos, quienes más dinero mueven sin pasar por los trámites legales son los marroquíes, seguidos de los rumanos y los portugueses.
Una de las principales causas de este hecho es la incongruente normativa existente en nuestro país al respecto, que cae en aparentes contradicciones, como la diferencia entre la cantidad que se puede llevar encima cuando un ciudadano abandona el país y la que se puede remitir en similares condiciones. En el primer caso, la ley permite portar hasta un máximo de 10.000 euros, mientras que los envíos se limitan a 3.000 euros.
De las formas clásicas a la utilización de nuevas tecnologías
El sistema irregular más utilizado es el simple hecho de pasar por la aduana con una cantidad económica mayor a la permitida. Pero los sistemas pueden ser mucho más sofisticados. Abundan, por ejemplo, los pagos a transportistas internacionales, que aprovechando sus rutas comerciales, llevan el dinero a su destino a cambio de un jugoso porcentaje.
También las nuevas tecnologías juegan un importante papel en estas transacciones. Los intercambios anónimos de dinero por internet son una práctica muy difícil de controlar, y las tiendas virtuales, exentas de impuestos, y que permiten ahorrar los gastos de envío, requerirían una eficaz regulación internacional para ajustar sus límites y normativas.
Aunque no se pueden olvidar otras formas clásicas, como los simples ajustes del cambio de divisas, manipulable a voluntad, según los intereses de los que toman parte en la transacción, u otras redes de intercambio económico, frecuentes en China (fe'chien) y en el mundo musulmán (hawala), basadas en la compensación de flujos en sentidos contrarios, en lugar de utilizar el tradicional movimiento unidireccional del dinero.