El economista de la Universidad de Princeton y premio Nobel, Paul Krugman, se forjó como un erudito en temas de comercio internacional. Desafortunadamente, lo que recogió de su experiencia con las interacciones de las monedas y los flujos de capitales internacionales lo vuelven claramente pesimista frente a lo que le espera a la economía estadounidense.
Frente a un clima en el que la mayoría espera una recuperación, y donde los funcionarios de la Reserva Federal están allanando el camino para una eventual eliminación de los estímulos sin precedentes de los últimos dos años, Krugman reconoce que existen buenas posibilidades de que años de actividad moribunda se presenten en el futuro de Estados Unidos.
"Estoy profundamente preocupado por lo que se presente desde aquí", dijo Krugman, al hablar el lunes en la conferencia anual de la Asociación Americana de Economía (AEA, según la sigla en inglés) en Atlanta.
Las recuperaciones inducidas por un repliegue de los excesivos préstamos del sector financiero generalmente son "lentas y dolorosas", pero también están unidas por lo general a una devaluación de la moneda que ayuda a impulsar las exportaciones.
Sin modelos de conducta
En esta experiencia, Estados Unidos también enfrenta una crisis de desapalancamiento. Aunque el dólar ha estado bajo presión, lo ha hecho en un ambiente de débil crecimiento mundial. Como resultado, dijo Krugman, "es poco probable que Estados Unidos tenga el tipo de crecimiento en las exportaciones que tradicionalmente sirven de motor para la recuperación". "Eso es verdad incluso con una moneda bajo presión", señaló.
Repasando la historia financiera, Krugman señaló que "realmente no tenemos muchos modelos de conducta" para un resultado positivo. Uno puede mirar a Japón, que no es una historia reconfortante, dijo, y añadió "el único modelo de conducta que queda es el de la Gran Depresión, la cual finalizó por un proyecto de estímulo fiscal muy grande denominado Segunda Guerra Mundial".
El pesimismo de Krugman se arraiga aún más en lo que cree que fue una reacción insuficiente del Gobierno ante la crisis. El economista dijo que era necesaria un control más "radical" de gastos más allá de los estímulos fiscales de 800.000 millones de dólares del 2009. Indicó que algunos de los bancos salvados por las inyecciones de capital del Gobierno posiblemente deberían haber sido nacionalizados, y obligados a otorgar mayores niveles de préstamos a las empresas.
Mayor agresividad
Krugman también dijo que la Reserva Federal debería haber sido más agresiva con sus compras de activos, especialmente debido a que las políticas con tasas de interés se han vuelto largamente ineficientes. Está previsto que los esfuerzos de compras de activos finalicen en el primer trimestre de este año, y muchos en el mercado están preocupados por el aumento de las tasas hipotecarias una vez que el banco central se retire, ya que actualmente es el principal comprador en este sector duramente golpeado.
Krugman dijo que la Fed también debería estar dispuesta a tolerar un nivel de inflación mayor. Además, agregó que un mayor retroceso del dólar sería algo bueno e incluso elogió que China venda la moneda, como una manera de ayudar a establecer un nuevo equilibrio y estimular la economía.
La opinión de Krugman se presenta como particularmente pesimista en medio de una comunidad de economistas que, en general, espera algún tipo de crecimiento para este año.
Aunque muchos de los economistas más reconocidos que asistieron a la reunión de AEA de este año eran pesimistas -Martin Feldst ein de la Universidad de Harvard está preocupado por una recaída en la recesión- la mayoría de las proyecciones prevén que el crecimiento se moverá en un curso modestamente positivo durante este año y el próximo.
A la espera de más pistas
Las advertencias de Krugman aparecieron en un día en el que un informe clave sobre la actividad en el sector fabril mostró una expansión en diciembre a su ritmo más rápido en más de tres años.
El viernes se conocerán los datos de las contrataciones de personal en el último mes del año, y muchos esperan una moderación en las pérdidas de empleos, lo cual en sí mismo es bienvenido si se tienen en cuenta las enormes pérdidas de empleos registradas durante la mayor parte del año pasado.
El tiempo dirá si prevalece la opinión de Krugman o del consenso de expertos.
Pero si el economista de Princeton está en lo cierto, el 2010 será un año difícil, y la Fed se verá forzada a abandonar el inicio de una normalización de política que los funcionarios han estado cimentando durante los últimos meses. Y eso será un trago amargo para los mercados financieros.