Cada trabajador español se ausenta de su puesto de trabajo durante el transcurso de la jornada laboral una media de 30 horas mensuales, según los datos del INE. La mayoría de estas ausencias están justificadas por el disfrute de permisos u otras razones técnicas o económicas. Sin embargo, hay un porcentaje de esas horas que responde al absentismo injustificado.
De hecho, no hay ningún informe oficial que haya analizado su incidencia en la reducción de la jornada de trabajo. Sólo existen estimaciones. El Ministerio de Trabajo, por ejemplo, señala en su Encuesta de Coyuntura Laboral que el tiempo no trabajado por causas no justificadas apenas llega a las dos horas anuales. Otras estimaciones realizadas a nivel internacional apuntan, por el contrario, que el coste del absentismo laboral asciende a una horquilla de entre el 1,5 y el 4 por ciento de la producción global.

Hoja de ruta contra el absentismo
El caso es que se trata de un problema que siempre ha preocupado mucho a los empresarios españoles y que este año goza de un estatus relevante en el Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva firmado por los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, con CEOE.
De hecho, este pacto, que es una suerte de hoja de ruta para la negociación de los convenios colectivos de 2007, recoge por primera vez el compromiso de ambas partes de desarrollar "planes concretos a nivel de empresa para la reducción del absentismo injustificado".
Por primera vez también la firma de Cándido Méndez y José María Fidalgo rubrica el principio de que "la reducción del absentismo injustificado en el ámbito sectorial o de empresa debe ser un objetivo compartido de la representación sindical y empresarial".
No es un paso irrelevante. Los sindicatos han defendido tradicionalmente que el absentismo no es más que la consecuencia de factores como el estrés, el mobbing o el síndrome del trabajador quemado, más relacionados con una mala política de empresa que con una actitud de dejadez de los trabajadores. Otro dato, la sola inclusión de una referencia al absentismo injustificado en el Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva de 2005 desató las críticas de algunos sectores sindicales a las cúpulas directivas de CCOO y UGT.
Un coste empresarial más
Para las empresas, la lucha contra las ausencias no justificadas de sus trabajadores es un tema central.
En sus recomendaciones para la negociación colectiva de 2007, CEOE dedica dos páginas a este particular y recomienda a sus asociados desarrollar planes específicos en el seno de la empresa para establecer medidas correctoras, preventivas y de control dirigidas a la reducción del absentismo.
¿Por qué tanto celo?
Por la factura económica que supone. Un trabajador que se escaquea genera costes en horas perdidas y en caída de la productividad, y si su ausencia es larga, en horas extras de los trabajadores no absentistas y en personal de sustitución. Y todo ello sin contar la problemática organizativa que se crea por la mayor carga de trabajo del resto de empleados y la peor distribución de las tareas.
La resistencia sindical a abordar este problema en los convenios ha impedido que haya un diagnóstico sobre las causas del absentismo. No obstante, tradicionalmente se ha relacionado entre las bajas por incapacidad temporal y este problema.
Las empresas se quejan de la falta de control médico sobre las bajas, cuyo coste durante los doce primeros días es soportado por éstas desde la reforma de 1992. El 65 por ciento de las bajas no pasan de ese periodo y el coste de la incapacidad temporal para el tejido empresarial asciende a 1.200 millones de euros anuales, de los 6.000 millones del coste total de la prestación.