La IV Conferencia de Presidentes convocada por el Gobierno para consensuar medidas contra la crisis ha acabado sin acuerdo y con duros reproches del Ejecutivo al PP, debido a la negativa de las autonomías gobernadas por los populares a hacerse corresponsables de las políticas económicas y de empleo.
Tras más de once horas de negociaciones infructuosas, el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ha acusado a los presidentes populares de "lavarse las manos" por "interés partidista" y ha asegurado que les hace falta "más lealtad y madurez institucional con España".
Desde el PP, la madrileña Esperanza Aguirre ha explicado que era incapaz de hacerse responsable de una política económica y de empleo de alguien que se ha convertido en "el campeón del paro" y el gallego Alberto Núñez Feijoo ha advertido de que el Gobierno no puede pedir "adhesiones inquebrantables" a una política que se desconoce.
El Gobierno, que ha estado representando en la reunión por Zapatero y los tres vicepresidentes -María Teresa Fernández de la Vega, Elena Salgado y Manuel Cháves- ha intentado sin éxito diseñar un documento que incluyera la mayoría de las propuestas del PP para lograr su apoyo.
Abstención del PP
Pero los ocho presidentes populares han optado por abstenerse y no se ha conseguido que dos tercios de los asistentes apoyaran el documento, requisito necesario para considerarlo aprobado.
Según Zapatero, se ha incorporado el 80 por ciento de las medidas del PP en materia de economía, empleo y agricultura y ha sido "triste y lamentable" que los presidentes populares hayan carecido de "altura política" para secundarlo.
A pesar de la falta de acuerdo, Zapatero ha hecho suyo ese documento y se ha comprometido a poner en práctica sus medidas "hasta las últimas consecuencias", desde las reformas laborales -que presentará en enero a los agentes sociales-, hasta la reducción del déficit público, la liberalización de los servicios, el impulso a la política industrial o la modernización de la administración.
A su juicio, lograr un acuerdo hoy no era cuestión de una hora o un día más de negociación, sino de "voluntad política, de capacidad de comprometerse y responsabilizarse con los problemas del país", pero los presidentes del PP han optado por decir "no me sumo al compromiso, no quiero esa responsabilidad", "yo no me mojo".
"Lo único que sabemos es que ahora hay una serie de presidentes que se han lavado las manos", ha recalcado.
Improvisación
Frente a estas acusaciones, el presidente gallego, que ha actuado como portavoz de los populares junto al riojano Pedro Sanz, ha criticado la "improvisación" del Ejecutivo y ha explicado que, "por respeto a los más de cuatro millones de parados", no podían respaldar un documento que les han entregado con tan poco tiempo.
"El Gobierno no puede pedir confianza ciega en un documento que desconocemos para diluir su responsabilidad en el fracaso de su política económica", ha subrayado.
En opinión de Sanz, hoy el Gobierno sólo buscaba "forzar un acuerdo a toda costa", sin una reflexión serena y profunda.
Como Zapatero, los presidentes de las comunidades gobernadas por los socialistas han criticado que el PP haya antepuesto las "consignas" de su partido al interés general en una reunión a la que también participaron los máximos responsables de la CEOE, CEPYME, UGT y CCOO.
Sólo ha sido posible el acuerdo en dos cortas declaraciones sobre las medidas diseñadas para luchar contra la violencia de genero y para respaldar las prioridades de la presidencia española de la UE, que comienza el 1 de enero.