
Las turbulencias generadas por Dubai han viajado al Viejo Continente. Grecia ha recogido el testigo
en primera persona, aunque las sospechas alcanzan a Irlanda, Portugal, Italia... y España.
Europa está sufriendo su particular versión de Pesadilla antes de Navidad. En su caso, no se nutre de la inspiración del polifacético Tim Burton, sino de los problemas financieros de varios de los países de la zona euro. Grecia despierta los temores más fundados, aunque otros cuatro eurosocios ofrecen un preocupante semblante: Irlanda, Portugal, Italia... y España.
Todos ellos, con sus problemas, refrescan la impresión de la Europa de las dos velocidades: una sólida, encabezada por Alemania y Francia, que no es inmune a la crisis, pero que sí preserva su credibilidad; y otra más frágil, compuesta por esos cinco países, cuya solvencia está en duda en estos momentos.
Esta fragmentación queda confirmada por la actuación reciente de las agencias de calificación, que miden el riesgo de la deuda que emite un país. Una de ellas, Fitch, ha reducido esta semana la nota de Grecia desde A- hasta BBB+. Otra, Standard & Poor's (S&P), ha modificado su perspectiva sobre la deuda española, a la que antes miraba con neutralidad y que ahora ve de forma "negativa".
Grecia, el más enfermo
¿Casos aislados? En absoluto. Grecia, España, Irlanda y Portugal han visto cómo alguna -o varias- de las agencias les ha recortado el rating en 2009, por lo que los últimos acontecimientos son la guinda. Como, además, han coincidido con las dificultades de Dubai, que ya habían sensibilizado a los mercados, el nerviosismo ha crecido.
"La situación de Grecia vuelve a poner de relieve el deterioro de las finanzas públicas, en particular de los países periféricos de la eurozona. A esta situación se suman algunos fundadores, como Italia", exponen desde Banca March. Y, a modo de advertencia, añaden: "Ello volverá a reabrir rumores, incluso sobre una eventual desintegración parcial del área euro, que mantuviera sólo en ella a los países centrales, solución que hoy por hoy sigue siendo altamente improbable".
Fotografía actual...
Aunque se trate de una amenaza limitada, lo es, al fin y al cabo. Así se ha reflejado en el euro, que esta semana se ha depreciado un 1,7 por ciento contra el dólar, hasta los 1,461 dólares, su mayor caída desde octubre.
Aparejadamente, las bolsas de los países implicados han caído con fuerza: el índice griego FTSE/ASE 20 ha perdido un 12,1 por ciento, mientras que el Ibex 35 español ha cedido un 3,4 por ciento, su peor saldo desde julio.
La fuerte caída vista en Grecia es reflejo de la preocupación que suscita la economía helena. No en vano, es la que peor sale en la fotografía del riesgo. Es el eurosocio del que se espera un déficit público más alto en 2009, cifra que podría equivaler al 12,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). También posee el seguro contra el impago (CDS) más alto, en los 216,4 puntos básicos, algo que demuestra que los inversores temen que no pueda afrontar el pago de su deuda. Y su prima de riesgo, medida como la rentabilidad adicional que deben abonar sus bonos a 10 años con respecto a los alemanes -la referencia de la región-, es la mayor, ya que alcanza los 211,5 puntos básicos -o 2,115 puntos porcentuales-. El único ranking que no encabeza es el de la proporción de deuda pública sobre el PIB, aunque en este apartado es el segundo: por cada euro de riqueza que genera la economía helena, tiene 1,12 de deuda.
Esta radiografía le delata como el miembro que tiene los pilares de sus finanzas públicas más débiles, algo que le convierte en la pieza más vulnerable entre los países que tienen el euro como moneda común. De ahí que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, haya urgido a las autoridades helenas a adoptar "medidas valientes" para contener su desequilibrio fiscal.
El primer ministro griego, el socialista Giorgos Papandreu, captó el mensaje y declaró el jueves que está "absolutamente determinado" a emprender las reformas que "saneen" y den "viabilidad" a la economía. En este sentido, Markus Kohlenbach, director de renta fija de la gestora DWS, se muestra tranquilo pese a reconocer que Grecia padece "problemas severos". "¿Creo o no en la ruptura del euro? Yo no. Al final, Grecia tendrá ayuda de Europa", declaró ayer a Bloomberg.
Irlanda es la siguiente
Muy a su pesar, Irlanda sigue la estela griega. Los niveles en los que se encuentran sus CDS, el diferencial de sus rendimientos con respecto al bono alemán y el déficit público sólo se ven superados por los de Grecia. Su consuelo procede de su contenida relación entre la deuda y el PIB -65,8 por ciento-. Éste es, precisamente, el punto débil de Italia, que es el país con mayor proporción de títulos estatales con respecto a la producción de la economía: por cada euro que genera, hay 1,146 de deuda.
... y futura
En una posición más aceptable figuran Portugal y España, que no encabezan ninguna categoría. Ahora bien, del mismo modo que para analizar el balance de una empresa hay que estudiar de dónde viene y en qué situación está frente a la competencia, la fotografía del riesgo actual puede ser malinterpretada si no se tiene en cuenta la posición previa. O como expresa José Luis Martínez, estratega en España de Citi, "tan relevante es el nivel de deuda alcanzado como la velocidad de subida".
Y esta necesaria perspectiva es la que amenaza con nublar la aparentemente apacible situación de España. Lea el artículo completo en la edición en papel de el Economista.