De un tiempo a esta parte, Irak se ha convertido en una especie de hucha rota en la que el gobierno estadounidense ha decidido invertir miles de millones de dólares.
La última paradoja es que, además de suponer un tremendo coste para los ciudadanos, grandes cantidades de dinero desaparecen sin que los auditores puedan seguirles la pista.
Hace un par de años fueron cerca de 9.000 millones los que se perdieron en el limbo; ahora, esta cifra sobrepasaba los 12.000 millones de dólares.
Más dinero
Mientras, el secretario de Defensa, Robert Gates, pedía esta semana al Senado una nueva partida de 2.400 millones de dólares para hacer frente a las temidas bombas improvisadas que hacen saltar por los aires a los Humvees norteamericanos en el país árabe y urgía a la Cámara Baja para que financiara nuevas operaciones militares en la zona antes del mes de abril. Suma y sigue...
La sangría económica que supone sacar adelante la decrépita realidad iraquí se ha hecho insostenible hasta para los propios contables del Pentágono, que no han dudado en reconocer las lacras en el seguimiento de los fondos destinado al apoyo de tropas y los contratistas encargados de reconstruir el país.
Y aún queda por revisar
Para William Reed, director de la Auditoría de Contratos del Departamento de Defensa, los casi 10.000 millones de dólares en desmesuradas facturas y gastos sin justificar encontrados en las primeras revisiones es una cifra alarmante.
Así lo reconocía ante el Comité de Reformas de Gobierno del Congreso, al que explicó que los responsables del departamento cuestionaban los sobrevalorados gastos de 4.900 millones de dólares y la falta de documentación para justificar otros 5.100 millones.
Lo sorprendente es que estas cantidades son sólo una parte del total ya que todavía quedan por revisar alrededor de 300.000 millones de dólares "por lo que la suma en fraudes, pérdidas ya abusos podría ser astronómica", aclaraba el congresista demócrata, Henry Waxman.
La 'caja de pandora'
Pero la cosa no acaba aquí. Desde que los demócratas se hicieran con el poder en ambas cámaras del Capitolio no han hecho más que sacar los colores a la administración Bush por su dudosa forma de gestionar el dinero que llega a Bagdad.
Así, la polémica comenzó a tomar forma hace poco, tras conocerse que la Reserva Federal norteamericana fletó varios aviones con un total de 4.000 millones de dólares en efectivo entre 2003 y 2004 y los envió a la capital iraquí en pleno traspaso de poderes en la zona que culminó el 30 de junio de 2004. Muchos se preguntan a quién se le ocurrió la genial idea de enviar 343 toneladas de billetes, procedentes del controvertido programa Petróleo por Alimentos de la ONU y custodiados por EE.UU, a un país en plena guerra.
Waxman también ha pedido explicaciones sobre qué ha sido de los 12.000 millones gestionados por Paul L. Bremer al frente de la Coalición de Autoridad Provisional. Esta cantidad pareció esfumarse a su llegada a Oriente Medio y los demócratas alegan que la mala administración de los mismos podría haber financiado a los insurgentes en la zona.
Esta cantidad incluye los fondos del programa de la ONU antes mencionados y hace dos años se situaba en los 9.000 millones de dólares desaparecidos, aunque los últimos acontecimientos parecen haber catapultado la mala gestión económica.
Dejando el dinero perdido a un lado, esta misma semana el secretario de Defensa exigía al Congreso que diera el visto bueno a una nueva partida de 2.400 millones de dólares para seguir investigando en sistemas que permitan lidiar con los Dispositivos Explosivos Improvisados, algo para lo que la Cámara ya destinó 2.000 millones este año. Además, Roberts quiso meter prisa para que la nueva financiación de tropas comience cuanto antes.