La reducción superará el 10 por ciento de las cotizaciones y se dirige sólo a las pymes. Este incentivo se incluirá en el nuevo plan de bonificaciones que Trabajo aprobará para 2010
Tras perder más de un millón y medio de puestos de trabajo desde que empezara la crisis económica, el Gobierno se ha debido de percatar de que ninguna de las medidas que ha puesto en marcha ayuda a mantener el empleo. Y que por muchos incentivos que apruebe para estimular la contratación y así rebajar el número de parados, resulta más eficaz intentar cortar la hemorragia de destrucción de empleo. Por ello, una de las nuevas medidas que va a poner en marcha el Ministerio de Trabajo es la rebaja de parte de las cotizaciones sociales a aquellas empresas que mantengan el volumen medio de plantilla, según señalan fuentes vinculadas a este departamento.
La medida tendrá carácter temporal y formará parte del nuevo plan de bonificaciones que prepara Trabajo para 2010. Este paquete de incentivos, que se encuentra actualmente en revisión, está presupuestado con 2.800 millones de euros para el próximo ejercicio. Pero, tan sólo una parte de esta cantidad es la que se destinará al mantenimiento del empleo, ya que existen bonificaciones a la nueva contratación que no se pueden recortar, según manifestó el propio ministro de Trabajo. Por ejemplo, las del colectivo de personas discapacitadas, las de mayores de 45 años o las de los jóvenes -cuya tasa de paro supera el 38 por ciento-, por ahora, son ayudas "inamovibles", según afirman estas fuentes.
La reducción exacta de las cotizaciones sociales todavía no se ha concretado, pero el Ministerio está estudiando una rebaja que superará el 10 por ciento de las cuotas sociales de la Seguridad Social.
Más efectividad en las pymes
Pero, ¿para qué empresas se destinará esta ayuda? Por supuesto, no será una medida generalizada ya que el coste sería elevadísimo. Y, según apuntan fuentes cercanas al Ministerio, "no hay más dinero", por lo que la ayuda se tendrá que contentar con parte de los 2.800 millones de euros ya presupuestados. La medida quedará reducida sólo a determinadas empresas de pequeño y mediano tamaño, ya que "son las que mejor responden a este tipo de estímulos".
Esta bonificación será la herramienta clave en la nueva estrategia que establece el Gobierno con el fin de frenar el desempleo para lo que se reordenarán todas las bonificaciones al empleo, como ya ha anunciado el Ministerio. El sistema actual de ayudas a la contratación contiene más de 80 tipos distintos de incentivos, lo que supone una traba administrativa demasiado compleja para los empresarios.
En los últimos años, las bonificaciones dirigidas a los nuevos empleados se han extendido de tal modo, que los únicos contratos que no contemplan ningún tipo de deducción son los dirigidos a hombres en edades comprendidas entre los 30 y los 45 años y que no tengan ningún derecho a recibir la prestación de desempleo. El resto de demandantes de empleo entra en alguno de los tantos colectivos que están bonificados en la actualidad.
Reorientar los 2.800 millones
Esta dispersión, por tanto, anula el objetivo de las ayudas, que consiste en favorecer la contratación y reorientar el mercado de trabajo para beneficiar el crecimiento económico. De hecho, el ministro ha reconocido que "una vez que se generalizan las bonificaciones pierden totalmente su efictividad". Y ahora es el momento de "realizar una reflexión sobre ellas y reorientarlas". Y es que los objetivos de empleo varían según la situación en la que se encuentre el país. Muchas de las bonificaciones fueron diseñadas para fomentar el empleo de forma duradera. Con este objetivo, en 2006, se rebajó la cuantía de las deducciones para extenderlas durante más tiempo. "Esto no es lo que se necesita actualmente", señalan expertos laborales vinculados al Ministerio de Trabajo.
Ahora, "se debe hacer un plan de choque para contener los despidos con fuertes ayudas de forma temporal y que facilite el camino a las empresas para que realicen contrataciones en cuanto empiece a remontar la economía", añaden estas fuentes.
Pero, actualmente la actividad económica está paralizada y, por tanto, la contratación es mínima. Por tanto, las bonificaciones se deben reorientar hacia el mantenimiento del empleo como ya lo han hecho algunos países de la Unión Europea, aunque éstos actuaron cuando todavía no se había producido la gran sangría en el empleo.
Lea el resto de la noticia en la edición en papel de fin de semana de elEconomista