Sevilla, 16 feb (EFECOM).- El departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Sevilla, junto con Abengoa Bioenergy y la organización Aicia (Asociación de Investigación y Cooperación Industrial, investiga la vía termoquímica (gasificación) para la obtención de carburantes de automoción a partir de biomasa.
El trabajo de investigación y desarrollo se enmarca en el proyecto Renew del VI Programa Marco de la Unión Europea, donde participan más de treinta instituciones, entre compañías automovilísticas, universidades y empresas de nueve países.
Se trata del primer proyecto europeo integrado en el campo de los combustibles renovables a partir de biomasa, informó la Universidad en un comunicado.
Este proyecto tiene como objetivo generar, desarrollar, comparar y demostrar varias alternativas de producción de biocombustibles a partir del gas de síntesis generado en la gasificación de biomasa lignocelulósica.
El proyecto integrado cuenta con varios subproyectos, entre los que se encuentra el de la Universidad de Sevilla, que se destina a la producción óptima de bioetanol.
La sustitución de carburantes de origen fósil (gasolina y diesel) sería una realidad con el desarrollo de estos nuevos biocombustibles, denominados de segunda generación, según la nota.
Sus ventajas potenciales con respecto a los de primera generación (biodiesel de aceites vegetales y bioetanol de grano) son muy significativas, como la producción por hectárea, la calidad del biocarburante y el coste de producción.
De hecho, los biocombustibles de segunda generación aprovechan toda la planta para su producción, mientras que los de primera sólo recurren a una parte del vegetal.
La UE importa más del 70 por ciento de los combustibles fósiles, por lo que mediante este proyecto pretende reducir el riesgo en el suministro de energía, ya que produciría su propio carburante.
La emisión de gases CO2 a la atmósfera, principal causante del efecto invernadero y el calentamiento global, es prácticamente nula con este procedimiento, debido a que ese dióxido de carbono emitido durante la combustión es absorbido por la planta durante su crecimiento.
Otra ventaja radica en la dinamización de los cultivos agrícolas, ya que para la gasificación se necesita gran cantidad de biomasa, extraída de cultivos en muchos casos poco rentables.
Los vegetales que pueden utilizarse como biomasa son variedades de árboles y otros cultivos de crecimiento rápido o residuos agrícolas, por lo que se crearía infraestructura rural que abre nuevas oportunidades para la agricultura. EFECOM
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