
Las grandes economías empiezan a ver con optimismo los efectos de sus cuantiosos planes de estímulo. La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo constatan que las economías han empezado "a estabilizarse" y que la crisis global "ha tocado fondo".
Los cientos de miles de millones de euros que han movilizado las principales economías del Planeta para hacer frente a la crisis económica han empezado a arrojar esta semana las primeras señales de optimismo.
Así lo han manifestado en las últimas horas las dos principales instituciones financieras a escala internacional: la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo. Ambas han insistido esta semana en que las economías han empezado "a estabilizarse" y que la crisis global "ha tocado fondo" y, eso, les permite aventurar que lo peor ha pasado. Ambas miran con un optimismo moderado el futuro y sacan pecho por las medidas que han liderado. Eso sí, no cantan victoria y apuntan a que otras decisiones aún tienen mucho que decir y que, por otro lado, son bastantes los riesgos ante los que hay que permanecer vigilantes. Tampoco olvidan que, a partir de ahora, hay que empezar a pensar en las estrategias de salida con las que reducir los disparados déficit y deudas públicas y con las que hacer que las economías recuperen a la calma, después de una tempestad que pasará a la historia...
Unión Europea
La Unión Europea ha empezado a respirar optimismo impulsada por Alemania y Francia que, anteayer, dieron su adiós a una recesión en la que llevaban inmersas un año. Otras economías como la española todavía ven con más distancia la ya famosa luz al final del túnel... Con todo, la última estadística de Eurostat -que publica una aproximación de cómo se comportaron los diferentes países en el segundo trimestre-, también apunta a que la caída hasta junio fue menor: de un 0,1 por ciento en las economías en la eurozona y de un 0,3 por ciento en los Veintisiete.
El propio BCE, que continúa defendiendo unos tipos de interés en el 1 por ciento, se felicitaba el jueves en relación a los resultados que está dando su política monetaria y advertía de que "los efectos derivados de las importantes medidas de estímulo macroeconómico podrían ser mayor de lo esperado".
Por su parte, como la Comisión Europea no es un Ejecutivo al uso, y los Presupuestos de la UE carecen de margen de maniobra -tanto la cuantía de sus recursos como su reparto están precocinados por periodos de siete años-, la actuación de las instituciones comunitarias en esta crisis poco ha tenido que ver con abrir el grifo del gasto público para reanimar la actividad, como sí han hecho los Gobiernos.
Además, como la maquinaria legislativa que es, el papel de la UE en esta crisis ha sido actuar sobre la legislación comunitaria. Bruselas está empleando toda la flexibilidad que le permite el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para ralentizar durante años los expedientes contra la gran mayoría de Estados que incurren en déficit excesivos. Sin embargo, ya son muchas las voces que recuerdan que esos endeudamientos no son para toda la vida y hay que pensar en aminorarlos.
Bruselas también está reinterpretando el Derecho de Defensa de la Competencia, concretamente las reglas sobre ayudas públicas, para facilitar que los Estados hayan acudido al rescate de sus empresas.
Alemania
Los dos paquetes de medidas aprobados por el Gobierno alemán han contribuido a paliar los efectos de la crisis, pero no a fomentar todavía una sólida recuperación. De ahí, la prudencia del Ejecutivo de la primera economía del continente que pese a que, entre abril y julio, creció un 0,3 por ciento mejorando con mucho las expectativas, insiste en que aún estamos ante "una muy pequeña plantita de esperanza", en palabras de la canciller alemana.
Especialmente positivas han sido las consecuencias sobre el consumo privado, que, junto con la inversión pública, han impulsado el crecimiento alemán. Entre las medidas adoptadas destaca la ayuda estatal de 2.500 euros por la compra de un coche nuevo y la entrega de uno de nueve o más años de antigüedad. También las rebajas fiscales a particulares y empresas por hasta 12.000 millones de euros a partir de 2010 o el bono de 200 euros que los progenitores cobrarán por cada niño durante seis meses son iniciativas anticrisis.
Por el momento, el mercado laboral ha salido bien parado, gracias a la política de jornada reducida remunerada que ha evitado la pérdida de alrededor de medio millón de puestos empleos y ha mantenido la tasa de paro en el 7,7 por ciento, frente a una media del 9,4 por ciento en la eurozona. Menos efectivo ha resultado el programa de créditos a empresas: apenas un millar de pymes se han acogido al mismo.
La confianza del empresariado y del consumidor también ha mejorado, pero otra de las asignaturas pendientes y clave en la economía germana es el resurgimiento de la exportación que todavía no se ha recuperado en el primer país exportador del mundo.
Francia
La economía francesa también ha conseguido remontar el vuelo en el segundo cuarto del año sorprendiendo después de cuatro trimestres consecutivos de contracción. El crecimiento del 0,3 por ciento ha venido impulsado por un saldo positivo del comercio exterior (principalmente, gracias a los bienes industriales), y por la reactivación del consumo familiar y la inversión. Y es que, el plan francés para relanzar la economía se ha centrado, especialmente, en un apoyo importante a la inversión pública y privada, así como en medidas para fomentar las contrataciones, reducir temporalmente las cuotas sociales e indemnizar mejor el paro parcial. A finales de abril se anunciaron también medidas de urgencia para promover el empleo de los jóvenes.
Las iniciativas del Gobierno han recibido la bendición de la OCDE, que apunta a que Francia es el segundo país que, en junio, más tiró del carro en la recuperación continental, según el indicador compuesto avanzado del club de los países desarrollados.
Reino Unido
Reino Unido centra su estrategia de salida de la recesión en la inyección económica. Tras situar los intereses en el mínimo histórico del 0,5 por ciento, el Banco de Inglaterra ha apostado definitivamente por el programa de alivio cuantitativo que lo ha llevado a poner en circulación 175.000 millones de libras (unos 204.000 millones de euros), por encima incluso de lo pactado con el Tesoro cuando el plan se puso en marcha en marzo.
El gobernador del banco central, Mervyn King, explicó esta semana que la decisión respondió a los "signos estimulantes" detectados en la economía como consecuencia de las medidas adoptadas. Entre ellos, los planes de rescate del sector bancario del Gobierno, que llegaron a tiempo para evitar el colapso, pero que han llevado a las arcas públicas a un endeudamiento que llegará al 14 por ciento el próximo año.
Aun así, Reino Unido comienza a ver la luz a final del túnel y podría seguir los pasos de Alemania y Francia en septiembre, cuando las previsiones más optimistas apuntan el retorno de la senda de crecimiento. Inicialmente el Gabinete de Brown la había ubicado a final de año, pero la recuperación de sectores clave como la producción industrial, los servicios o la vivienda alimenta la tesis de que se producirá antes.
Italia
En las últimas horas, Italia ha encabezado un ranking que podría ser un indicador de que la situación en el país también empieza a mejorar. Pese a que su industria no despega, Italia encabezó el citado ranking de la OCDE del pasado junio, lo que llevó al primer ministro, Silvio Berlusconi, a poner el acento en que su país era el primero en Europa "con signos de recuperación".
Italia trabaja este difícil 2009 con un Presupuesto muy reducido a causa de su alta deuda pública y de los gastos para la reconstrucción de la región de Abruzzo, devastada por un terremoto. Los esfuerzos del Gobierno se han centrado en la ampliación de los subsidios para los parados y para los trabajadores afectados por ERE, junto con la concesión de préstamos a los bancos para que sigan otorgando crédito.
Este tipo de medidas no ha impedido, sin embargo, que empeoren las previsiones: el PIB podría contraerse este año hasta un 5 por ciento. Según las empresas y los sindicatos aún harán falta más intervenciones estructurales para ayudar la recuperación de la economía.
Estados Unidos
El Gobierno estadounidense fue uno de los primeros en tomar medidas mediante la aprobación de un plan de estímulo que alcanzó los 787.000 millones de dólares (unos 564.700 millones de euros). A ello habría que sumar los distintos programas incluidos dentro del plan de rescate destinado a sanear el sistema financiero y fomentar el crédito.
De momento, parece que éstos comienzan a dar sus frutos. Especialmente aquellos dirigidos a las rebajas fiscales que han puesto sobre la mesa 116.000 millones de dólares (81.800 millones de euros) a aliviar a individuos y familias de sus responsabilidades con el Fisco.
Por supuesto, las ayudas a los parados, que ascienden a 35.800 millones de dólares (unos 25.250 millones de euros), alivian a los desempleados y endulzan la tasa de paro, que el pasado mes de julio cayó hasta el 9,4 por ciento desde el 9,5 por ciento registrado en junio. Eso sí, la cifra sigue siendo elevada y preocupa a los estadounidenses que siguen sin confiar en la economía. Prueba de ello es que la confianza del consumidor cayó en agosto hasta los 63,2 puntos.
El éxito de algunos programas, como el de dinero por chatarra, que concede hasta 4.500 dólares (3.100 millones de euros) a los ciudadanos que cambien su vehículo por un nuevo modelo de consumo eficiente, ha impulsado a la alicaída industria automovilística.
Los distintos planes destinados al sector inmobiliario también han hecho mejorar el panorama de la economía norteamericana que, en el segundo trimestre, se contrajo sólo un 1 por ciento, según los datos preliminares del Departamento de Comercio. Además, en junio, la venta de vivienda nueva se disparó un 11 por ciento hasta alcanzar una tasa anualizada de 384.000 unidades, el mayor incremento de los últimos ocho años.
China
Medio mundo tiene puestas gran parte de sus esperanzas en la recuperación de China, en la creencia de que la buena salud del gigante asiático contribuirá decisivamente en la coyuntura global. En ese sentido, China no ha defraudado: lanzó un paquete de estímulo millonario de 420.000 millones, que empieza a tirar de la economía. Gracias a él, el 80 por ciento del crecimiento del año, previsto en el 8 por ciento, provendrá de la inversión. De momento, el PIB en el segundo trimestre se disparó al 7,9 por ciento, 1,8 puntos más que entre enero y marzo.
Aunque China tuvo superávit hasta hace dos años y su déficit público de 2008 apenas llegó al 0,4 por ciento, este año tirará de dinero público para realizar inversiones masivas en infraestructuras con el fin de que compensen la caída de unas exportaciones que siguen sin levantar cabeza: cayeron un 23 por ciento en julio, con respecto a hace un año. Además, Pekín ha maniobrado para que sus bancos abran el grifo de la financiación. En los primeros cinco meses del año, la banca concedió 608.000 millones, una liquidez que es la envidia de todo el Planeta, pero que no ha servido para que de ella se beneficien también las pymes.
Japón
Por su parte, el Banco de Japón agotó todo el recorrido de su política monetaria al llevar los tipos de interés hasta el 0,1 por ciento, quedándose sin margen de maniobra. Sin embargo, en el informe que publicó esta semana apunta, optimista, a que septiembre será el mes de la recuperación impulsada por la mejora de la exportación y la producción. El Banco Central nipón también anunció una medida extraordinaria para tratar de combatir la crisis de financiación que sufren las empresas: compró a los bancos comerciales 7.600 millones en bonos corporativos. Por su parte, el Gobierno japonés ha lanzado tres paquetes de estímulo dotados, en total, con 220.000 millones de dólares de gasto real en efectivo. Dicho Presupuesto se destinará a mejorar las condiciones de los trabajadores temporales -los grandes afectados de la crisis- y a ayudar a la financiación de las empresas en dificultades, aparte de otras ayudas sociales y a sectores concretos como el de las tecnologías medioambientales, la salud y el turismo, entre otros.
América Latina
A diferencia de lo ocurrido en anteriores crisis de envergadura internacional, en la actual, América Latina está enfrentando el temporal sin sufrir situaciones de colapso financiero o productivo, aunque la crisis ha llegado con retraso y se espera una contracción en la región de entre el 0,3 y el 1,9 por ciento. Entre las causas que están ayudando a la región, se encuentra el papel activo adoptado por sus Gobiernos para impedir que se hundan el consumo, la demanda y la producción de bienes. Esto tendría un impacto negativo sobre la banca.
Brasil comprometió recursos por 65.200 millones, de los que 32.200 millones fueron destinados al consumo, incluyendo un importante plan de ayuda al automóvil. En Argentina, el Gobierno puso en marcha un plan similar, centrado en el motor y también en los electrodomésticos. México también apostó por incrementar el gasto público a partir de un histórico plan de infraestructuras que alcanzará los 31.280 millones de euros, por recortar las emisiones de deuda y también por reducir los tipos de interés.