Economía

La exigencia de una reforma laboral en septiembre rompió el diálogo social

El Gobierno se sentó a la cena de la negociación social el pasado miércoles dibujando tres líneas rojas que no se podrían traspasar: bajada de impuestos, reforma educativa y reforma laboral.

Mientras, la patronal CEOE llevaba dos semáforos encendidos: uno rojo y otro ámbar. El rojo, cualquier acuerdo pasa, sí o sí, por abordar la reforma laboral en septiembre. El ámbar, una bajada de cinco puntos en las cotizaciones.

En el primero, no se cedería. En la magnitud de la bajada de cuotas, sólo se haría previo compromiso firme del Ejecutivo a encarar esa reforma laboral. Pero en la voluntad patronal estaba aceptar finalmente 2,5 puntos o incluso 2 de rebaja, en lugar de los 5 solicitados.

Dos posturas irreconciliables. El líder patronal, Gerardo Díaz Ferrán, se lo planteó bien claro a Zapatero. "Te vas con la foto, pero en septiembre hablamos de reforma laboral".

El Gobierno remarcó que por ahí no pasa, y añadió a sus líneas rojas perímetros también intocables a su alrededor, a lo que CEOE alerta de que "con tanta línea roja se van a acabar los brotes verdes", ante el enojo de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, según relataron fuentes de la patronal a elEconomista.

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