Economía

El 'síndrome géminis' del Banco Central Europeo

No todo es como parece en el mundo del Banco Central Europeo. Enredado como está en la madeja de la crisis, ni la caída del euribor responde a una mejora en el mercado interbancario ni las entidades destinan el dinero recibido para trasladarlo a la economía real.

El Banco Central Europeo (BCE) nació el 1 de junio de 1998. Lo hizo, por tanto, bajo el influjo de la constelación de Géminis. ¿Una simple anécdota? Puede ser... aunque los hechos insisten en lo contrario. La influencia de su signo zodiacal está aflorando en plena crisis. La dualidad, la doble personalidad que suele caracterizar a los venidos al mundo entre el 20 de mayo y el 20 de junio, se está revelando en toda su extensión. ¿Cómo se explica, si no, que el euribor baje sin que mejore la situación real del mercado interbancario? ¿O que en un mismo día la institución monetaria inyecte dinero por la mañana y lo retire por la tarde?

Pero así es esta crisis, cuyos históricos efectos provocan situaciones jamás vistas e incluso generan respuestas que en apariencia resultan contradictorias. Vamos, como si el espíritu de Géminis lo impregnara todo.

Así ocurre, por ejemplo, con el euribor a 12 meses, la referencia a la que están vinculadas nueve de cada diez hipotecas a tipo variable en España. Ayer descendió hasta el 1,433 por ciento, el nivel más reducido de siempre. Marcó este hito tras firmar su vigésimo tercer retroceso consecutivo -desde el 1,675 por ciento del 9 de junio-, aunque el grueso de esta tendencia bajista se ha producido fundamentalmente desde el 26 de junio.

Del deseo a la realidad

Un día antes, el BCE había inundado el sistema con un préstamo conjunto a los bancos durante un año de 442.240 millones de euros, la mayor inyección de su historia. Con esta operación, perseguía aplacar la incertidumbre que aún existía sobre los cauces de financiación de las entidades. Y así debería haber ocurrido, ya que tienen garantizado ese dinero durante doce meses y a un módico interés: el 1 por ciento en el que se encuentra el precio oficial del dinero desde el 7 de mayo.

Proporcionando esa cantidad durante dicho plazo, el BCE perseguía un doble propósito: fomentar la normalización del mercado interbancario y reactivar la concesión de préstamos a las empresas y los hogares. ¿Ha sido así? No, aunque a simple vista pueda parecer lo contrario, sobre todo si se observa la evolución reciente del euribor.

Este índice se obtiene a partir del mercado interbancario, la plataforma a la que acuden habitualmente las entidades para financiarse. Cuando necesitan dinero se dirigen a esta lonja, donde otro banco se lo presta cargándole el interés correspondiente. Así, el euribor se obtiene a través de los intereses que abonan los bancos por el dinero que toman prestado de otras entidades. Por consiguiente, cuanto más abundantes sean los flujos que circulan por el interbancario, más barato será conseguir el dinero y más baja estará la referencia hipotecaria.

Siguiendo este planteamiento, se puede pensar que los últimos descensos del euribor se han debido a una mayor actividad en el interbancario. En ese caso, la institución presidida por Jean-Claude Trichet hubiera logrado su objetivo. Pero es una verdad a medias. Lo que resulta cierto es que, a raíz de aquella megainyección, los intereses han bajado en el interbancario... ¡pero sin que eso implique que la sangre -el dinero- corra por sus venas! ¿Cómo es posible? Porque lo que está pasando es que el euribor se calcula a partir de datos ficticios. Es decir, con los intereses a los que los bancos declaran que están dispuestos a prestar dinero, sin que eso se traduzca en préstamos reales. Por tanto, las dos caras de Géminis emergen: el lado bueno procede de la caída el euribor; el malo, de la ausencia de operaciones en el interbancario.

"El problema del interbancario reside en que es un mercado de líneas de crédito, y éstas se han cerrado desde la irrupción de la crisis. No volverán a abrirse hasta que se clarifique la situación de la banca, con lo que llevará mucho tiempo que ese segmento de financiación vuelva a funcionar con normalidad", asegura el director de análisis de una firma española. "Las entidades financieras se han encargado de crear un mercado paralelo de financiación en el que prestan dinero a otras exigiendo, como hace el BCE, activos colaterales como garantía, sobre todo deuda pública", agrega.

Consulte la información completa en la edición de fin de semana de diario elEconomista.
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