La locura inmobiliaria está alcanzando cotas insospechadas. A la moda de compra de islas e, incluso, de ciudades semiabandonadas, se suma la venta de micronaciones: ¿le interesa una situado en el Mar del Norte? El principado de Sealand ha puesto el cartel de Se vende a su gobierno, aunque todavía no ha aparecido ningún comprador que desembolse 750 millones de euros.
Las características de este estado, autoproclamado pero no reconocido oficialmente, son un tanto peculiares. Es un fortín de la II Guerra Mundial, una ex-plataforma marina usada como fuerte naval, aunque se vende como isla, y en vez de idílicas playas y alojamientos palaciegos posee plataformas de hormigón y barracones de acero. Pero también tiene ventajas. El 'principado de Sealand' emite sus propios pasaportes y sellos de correos y acuña su propia moneda e incluso una selección nacional de fútbol.
Puede accederse a él sólo por helicóptero y barco y se encuentra a once kilómetros frente a la costa de Harwich, en el condado de Essex, sureste de Inglaterra.
La inmobiliaria Inmonaranja se encargará de la ejecución de la denominada 'transación' del gobierno de la isla, ya que un estado no se puede vender pero sí traspasar.¿El importe? 750 millones de euros. El 'príncipe' Michael de Sealand ha decidido desacerse de su isla pero con una condición: no repercutir contra los intereses de Reino Unido. Así lo afirma Gabriel Medina, gerente de Inmonaranja que asegura que tal es el compromiso de Sealand con su país vecino que, durante la guerra de las Malvinas, unos argentinos pretendieron comprar su territorio y se negaron tajantemente.
Su historia
En septiembre de 1967, un ex mayor del Ejército británico llamado Roy Bates se estableció con su familia en tan inhóspito lugar, lo proclamó su propiedad y se adjudicó a sí mismo el título de príncipe. Un año después, la Marina de guerra británica trató de expulsarle, aunque sin éxito.
Un juez dictaminó que Sealand estaba más allá del límite de tres millas de las aguas territoriales del Reino Unido, por lo que escapaba al control del gobierno de Londres.
Siete años más tarde, el "príncipe" Roy introdujo en su país una constitución, ideó una bandera y un himno nacional e hizo acuñar dólares de oro y plata.
Finalmente se concedieron pasaportes a las personas que demostraron haber apoyado los intereses de Sealand.
Sobresaltos en Sealand
La historia de Sealand es breve, pero no exenta de sobresaltos: así, en 1978, un grupo de empresarios alemanes y holandeses llegaron a la isla para tratar de un negocio y secuestraron al hijo del príncipe Roy. Éste fue finalmente liberado en un contraataque desde el aire por el autoproclamado príncipe, que detuvo a los empresarios para ponerlos más tarde en libertad.
Como señala "The Times", el diario británico que ha adelantado la noticia, la vida es hoy mucho más tranquila en Sealand, y el "príncipe" Michael, de 54 años, en quien abdicó su padre en 1999 debido a su mala salud, no muestra demasiado apego a su reino ya que pasa la mayor parte del tiempo en tierra firme.
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