
El tribunal declaró constitucional la pesificación dictada en el 2002 por el gobierno del ex presidente Eduardo Duhalde, y determinó que quienes entonces tenían dólares depositados recibirán ahora pesos actualizados por la inflación y un tipo de interés que les permite recuperar la totalidad de las divisas.
La Corte Suprema de Argentina avaló la conversión obligada a pesos de todos los depósitos en dólares durante la crisis económica del 2002, cerrando un largo proceso de reclamaciones judiciales de los ahorradores para recuperar su dinero.
"Todos (los jueces) coincidieron en que hay que proteger el derecho de propiedad del ahorrista y que en este caso, al coincidir el 100 por ciento del valor del depósito en dólares con el cálculo de la conversión (...), no hay lesión", dijo el tribunal en un comunicado. "El fallo reafirma la validez constitucional de la pesificación como regla general de la economía", agregó.
Con este dictamen, el tribunal da por cerradas unas 50.000 demandas de ahorradores que buscaban recuperar el valor original de sus depósitos. "Es una solución salomónica, porque trata de dejar conformes a todos", dijo el abogado constitucionalista Daniel Sabsay.
"Esto limpia el panorama. Es una convalidación realista de la situación", dijo el economista Miguel Bein al programa de televisión "A dos voces".
¿Daños y perjuicios?
Algunas decenas de ahorradores protestaron en la puerta del tribunal, reclamando por los daños morales y económicos sufridos desde el 2002.
"En términos reales creo que se acerca bastante a lo que teníamos ahorrado. El tema es cómo sigue después esto (...) si nos compensarán por los daños y perjuicios que nos ha ocasionado estar sin acceder estos cinco años a nuestros ahorros", dijo una de las manifestantes.
Cuando a comienzos del 2002 las autoridades resolvieron transformar a pesos todos los depósitos y créditos bancarios, la economía argentina estaba prácticamente dolarizada y funcionaba con un sistema de cambio fijo que vinculaba al peso con la divisa estadounidense en una paridad de uno a uno.
Mientras miles de millones de dólares abandonaban Argentina hacia destinos más seguros, el gobierno congeló los fondos en las cuentas bancarias, los convirtió a pesos y finalmente devaluó el peso local, desatando el caos entre la población tras una década de sistema cambiario fijo.