Economía

La gravedad de la economía española: las verdaderas razones del desplome

El último informe del Banco de España dado a conocer este miércoles describe con extrema crudeza la gravedad de la situación española, aunque no puede desconocerse que nuestra crisis está inmersa en el mayor crack internacional del último medio siglo.

El PIB español se ha contraído durante el primer trimestre del año un 2,9% frente a los niveles de hace doce meses. Este mal dato español obligará al Gobierno a revisar sus previsiones (el pronóstico era de un retroceso del 1,6% durante todo el año).

En este sentido, el Banco de España, que está dando ejemplo de ecuanimidad en esta mala coyuntura, reconoce en efecto que "la recesión española se ha agravado por un entorno internacional severamente recesivo y en el que el grado de tensión financiera se ha mantenido en niveles elevados, a lo que hay que unir el empeoramiento del comercio internacional".

El lastre español

El mayor lastre de la economía española es la caída del consumo y la inversión -un 4,9%-, que no ha logrado ser compensada por el sector exterior, que ha aportado un 2,2%, menos que en el trimestre anterior a causa de la fuerte contracción del comercio internacional.

La actividad en la industria y la construcción sigue bajando, y el sector servicios empieza a verse lógicamente afectado a la baja por la coyuntura. El turismo va empeorando -la crisis es mundial- y aunque la tasa de ahorro sigue creciendo -ya estaba al 13% a principios de año-, es de suponer que no se traducirá en demanda de bienes y servicios hasta que se aclare el horizonte.

El Banco de España piensa que, pese a lo que diga la vicepresidenta Salgado, el margen gubernamental de actuación "es escaso", dada la envergadura del déficit público, que, con estos datos, empeorará en 2010 por razones obvias.

Esta evidencia, que no tiene color político y que impedirá nuevas medidas de índole fiscal, aconseja concentrar los esfuerzos en la generación de nuevas actividades que suplan paulatinamente el vacío dejado por la construcción, que ha llegado a representar en España el 14% del PIB y que difícilmente alcanzará en los próximos años el 7%.

El objetivo, la educación

Es en fin la hora de la educación, en el más amplio sentido del concepto, para conseguir elevar la productividad, y de la I+D que nos permita avanzar en la explotación de nuevas tecnologías. Nuestro sistema económico tendrá que recolocar a más de cuatro millones de parados, muchos de los cuales provienen de la construcción y nunca podrán regresar a ella.

En definitiva, urge tomar decisiones de política educativa y de política industrial, que, aunque onerosas, pueden redimirnos a medio plazo del desastre de la burbuja inmobiliaria, que los dos grandes partidos acunaron con mimo durante casi tres lustros en uno de los dislates mayores de la política económica española de todos los tiempos.

El remedio será costoso y el futuro que nos aguarda, ingrato, pero nadie puede cometer la candidez de pensar que no nos aguardan nuevas dosis de sangre, sudor y lágrimas.

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