
Las empresas también tendrán su reforma fiscal. El Impuesto que pagan del 35 por ciento de los beneficios será del 32,5 por ciento el año que viene y del 30 por ciento en dos ejercicios.
Mientras que en el caso de las empresas de reducida dimensión (con menos de 8 millones de euros de facturación anual), la rebaja será del 30 al 25 por ciento para los 120.000 euros de beneficios, y el resto se quedará con la tarifa general.
Pero la cosa no es tan sencilla. Esa rebaja, que puede tener un coste anual para los fondos públicos de 4.000 millones de euros, se compensará en parte por la retirada de la mayor parte de las catorce deducciones de la cuota que tiene este tributo, aunque con muchas matizaciones y de forma gradual.
No hay discusión sobre la deducción por realizar actividades de exportación, dado que su retirada es obligada por la autoridades comunitarias y ha sido pactada. Se hará en cuatro años progresivamente: 12, 9, 6 y 3 por ciento cada año. Se mantienen las ventajas fiscales en la bonificación por exportar libros y películas, aunque desaparecerán en 2014.
Reinversión e innovación
La mayor de las deducciones del tributo es la bonificación en la cuota por una parte de los beneficios reinvertidos. Esa posibilidad, muy utilizada hasta ahora por todo tipo de empresas y que es, con diferencia, la de mayor coste fiscal, no se ha podido quitar por la presión que el Gobierno ha recibido para ello, pero se ha acotado mucho su ámbito. La deducción recorta del 35 al 18 por ciento la tributación de las ganancias, el mismo nivel que las plusvalías. Hasta ahora se podía destinar ese dinero reinvertido a cualquier activo, incluso a la especulación. A partir de enero de 2007, sólo se podrá utilizar para invertir en activos afectos a actividades económicas y en funcionamiento un año antes de la transmisión.
La otra gran deducción polémica es la que se realiza sobre los gastos de I+D+i. El Gobierno es muy generoso en este ámbito (se bonifica hasta la mitad de lo que se invierta), pero ha comprobado que sólo es usada por las grandes empresas. La opción se mantiene hasta 2011, pero existe el modelo alternativo de deducir un 40 por ciento en la cotización a la Seguridad Social del personal que se dedique a innovación. Dentro de cinco años se revisará el modelo completo y se establecerá uno nuevo más acorde con lo que necesitan las pequeñas empresas.