Se miré por donde se mire, el Departamento del Tesoro estadounidense se ha pillado los dedos con los test de estrés bancarios. Estas pruebas realizadas a un total de 19 entidades bancarias norteamericanas para determinar su grado de toxicidad acabarán escaldando al responsable del Tesoro, Tim Geithner, lo quiera o no.
Mientras las autoridades federales se preparan para hacer públicos los resultados, algo que podría ocurrir el próximo cuatro de mayo, siempre y cuando no se produzcan filtraciones previas, Geithner y sus chicos se encuentran envueltos en un verdadero dilema, y no es para menos.
Muchos miembros de la administración Obama se preguntan qué ocurrirá si los resultados son demasiado optimistas. Si todos los bancos superan la prueba, la credibilidad de las autoridades quedará en entredicho y, por supuesto, el Congreso cerrará la puerta a nuevas peticiones económicas.
Problemas para quien suspenda
Sin embargo, si sólo algunas entidades pasan el exámen, será evidente que los planes llevados a cabo hasta ahora no terminan de funcionar. Para colmo, aquellas entidades que suspendan sufrirán repercusiones en su cotización así como en sus ratings, algo que dificultaría aún más su salida del atolladero.
Wayne Abernathy, vicepresidente de la Asociación de Banqueros Americanos, reconoció a la agencia Bloomberg que "existen un sinfín de maneras para equivocarse en este momento". "En su día estas pruebas podrían parecer una buena idea pero ahora harán más daño que beneficio", explicó. Por su parte, Bert Ely, analista independiente, no duda en asegurar que las autoridades federales "se han pillado los dedos".
De momento, el próximo 24 de abril, la Reserva Federal ha apostado por hacer público un documento que explique la metodología empleada para determinar si entidades como Citigroup, Bank of America, JP Morgan o Goldman Sachs cuentan con capital suficiente para cubrir pérdidas durante los próximos dos años. Algunos medios estadounidenses apuntan a que esa misma fecha, los bancos recibirán los resultados preliminares de las pruebas.
Gran impacto a la vista
Hasta la fecha, aquellas personas involucradas en la elaboración de los test de estrés han mostrado su preocupación sobre la publicación de los resultados de los mismos. Pese a que Geithner quiere que estos exámenes promuevan la transparencia del Tesoro, es cierto que el impacto puede ser mortal.
Al fin y al cabo, aquellos bancos que necesiten capital adicional contarán con seis meses para recaudar el dinero necesario. Sin embargo, Geithner parece no haberse percatado que una vez que se conozcan los nombres de aquellas entidades que no han superado el test, serán sólo necesarios seis segundos para su derrumbe en bolsa. Tras el rebote que viven los mercados estadounidenses durante las últimas semanas, los resultados de estas pruebas podrían ser el detonante para un nuevo efecto dominó que podría finiquitar las modestas señales de recuperación que presenta el sistema financiero de EE.UU.
Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, quiso relajar el ambiente afirmando que "puede que estas pruebas sean vistas como una acción desestabilizadora cuando realmente ayudarán a los bancos que no cuenten con una situación saneada a buscar ayuda".