En primer lugar, me gustaría agradecer la oportunidad de participar en este número especial sobre la internacionalización empresarial, una cuestión crucial en que las relaciones económicas y comerciales entre Portugal y España tienen mucho que decir.
Portugal es habitualmente el primer destino en la expansión internacional de las empresas españolas, por diversos motivos: proximidad, buenas infraestructuras, existencia de talento y mano de obra cualificada, un estilo de vida similar, afinidad cultural y un buen ambiente de negocios, en el que el empresario español encuentra una gran facilidad en el relacionamiento con la administración portuguesa, gracias a las medidas de reducción de la burocracia implantadas por a lo largo de los últimos años. De hecho, Portugal es el país que concentra el mayor número de filiales de empresas españolas en el extranjero, muchas de ellas PYMES.
La relación comercial refleja esta relación estrecha, intensa y complementaria entre dos países que además de vecinos y amigos, son socios estratégicos en Europa y en el Mundo. Las exportaciones de los dos países han ya recuperado los niveles prepandemia y estoy convencido de que los lazos económicos van a reforzarse en el futuro. Asistimos a una reestructuración de las cadenas de proveedores y de valor, en general, a nivel mundial y las empresas españolas, que desde hace mucho han aceptado el recto de la internacionalización, saben que encuentran en el ecosistema empresarial portugués una propuesta de valor competitiva en el marco europeo. La cercanía, la flexibilidad, la calidad y el saber hacer de la mano del talento de los profesionales portugueses son, hoy por hoy, bien conocidos y apreciados por las empresas españolas.
Trabajamos cada día para profundizar estas relaciones que creemos firmemente son ganadoras y mutuamente ventajosas. Quedamos a vuestra disposición para dar a conocer mejor las oportunidades que mi país puede ofrecer a los empresarios españoles.