
"El Ejecutivo de Rodríguez Zapatero está viviendo de las rentas heredadas de las dos legislaturas del Partido Popular en materia económica". ¿Le suena? Es una frase del secretario de Economía y Empleo del PP, Miguel Arias Cañete.
Se complementa con una máxima del ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, que confirma su gestión continuista: "Si las cosas funcionan bien, ¿para qué cambiarlas?". Pero no se puede dejar en el tintero otra variable: la economía española lleva 13 años inmersa en una espiral de crecimiento económico -basado en el consumo y la construcción- que ni el PP, ni el PSOE han querido desaprovechar.
Basándose en ese argumento, quizá, en los casi tres años de gobierno socialista, la oposición del PP en materia económica ha permanecido tapada por temas como las reformas estatutarias o el terrorismo, sin ofrecer una alternativa clara en la que, históricamente, ha sido el área que más éxito le ha proporcionado a los populares. Quizá, también ése sea un punto más que añadir al reiterado "optimismo moderado" del vicepresidente económico.
La realidad económica actual
Son las dos caras de una misma moneda: la realidad económica actual. Solbes recordó que el PIB español ya supera el billón de euros y, con prudencia, insistió en que "los datos económicos positivos son más que los negativos", informa Efe. La economía podría crecer por encima del 3,8 por ciento en el último trimestre, pero el Ejecutivo es consciente de sus "retos" futuros entre los que se encuentra atajar la contratación temporal, reducir la inflación y el déficit exterior e incrementar la productividad.
La balanza en Génova se inclina hacia otro lado. También ayer, Arias Cañete criticó el "triunfalismo" en materia económica en el que se ha instalado el Gobierno. Insistió en la idea de que el Ministerio de Solbes está realizando una política "cortoplacista" y remarcó que la legislatura económica está "agotada" ya que el Gobierno no ha afrontado grandes reformas estructurales.
La estrategia de la oposición
El PP está decidido a cambiar de estrategia cuando todavía queda más de un año para las próximas elecciones generales. Empezará a poner a punto toda su artillería en asuntos económicos con la celebración de una Conferencia Nacional de Economía y Política Social.
Su objetivo: escuchar a la sociedad civil, al mundo empresarial y al ámbito académico para perfilar su programa electoral en asuntos como competitividad, desarrollo sostenible, I+D+i, unidad de mercado, empleo, energía, agricultura o política fiscal y tributaria.
¿Qué opciones propone?
1. Energía nuclear
"España no puede prescindir de ninguna fuente energética. Necesita todas". El PP respalda la política nuclear y la adaptación de las centrales ya abiertas, frente a un Gobierno que sostiene tesis antinucleares que, en ocasiones, se han tambaleado. En las filas socialistas se han escuchado voces partidarias de la energía nuclear, como las de Almunia y Solana. El PP critica que el Ejecutivo "intente contentar a distintos sectores" y le exige que "aclare su mensaje".
Le pide que despeje incógnitas en torno a la moratoria nuclear y defiende que utilizar todas las fuentes de energía es "clave" para seguir creciendo y poder cumplir con Kioto.
2. Impuestos al consumo
Génova rechaza de entrada la denominada fiscalidad verde con la que el Gobierno quiere penalizar impositivamente a los contribuyentes que más contaminen a partir de 2008. El PP prefiere optar por el premio, en lugar de por el castigo. No comparte la proposición del Ejecutivo de "gravar a todos" (los que contaminen más de la cuenta).
Su alternativa pasa por aplicar diferentes medidas como incentivos fiscales a las empresas o la exención de los propietarios de coches eléctricos. El Gobierno ha descartado, por el momento, la creación de nuevos impuestos para reducir el impacto ambiental, pero todo apunta a que incrementará determinados tributos como los de hidrocarburos y matriculación.
3. Órganos reguladores
El PP propone que sea una mayoría cualificada del Parlamento la que realice los nombramientos de los miembros de organismos reguladores como la CMT, la CNE o el Banco de España con el fin de "garantizar su independencia". Según Cañete, el Gobierno no es consciente del daño que ha ocasionado a estos organismos al obligarles a "escribir al dictado".
En cambio, el PP defiende que "en España hay agua suficiente" y que el problema en su gestión pasa por el abastecimiento eficiente de los recursos. Su propuesta: "Realizar una interconexión efectiva de las cuencas hidrográficas" mediante un Plan Hidrológico Nacional. "Solventar la escasez a base de subir las tarifas es el peor mensaje".