
Dos años después de que se desencadenara la peor crisis desde la Gran Depresión, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, a sus 66 años, está en primera línea de batalla y tiene varios frentes abiertos. "¿Está fatigado?", pregunta Il Sole 24 Ore. "No", responde. A pesar de que son tiempos difíciles, Trichet se siente vital para afrontar una situación que cree que aún tardará en resolverse y que puede reservar sorpresas.
En muchos países se discute sobre la posibilidad de nacionalizar bancos. ¿Cuál es su postura al respecto?
Cuando se habla de nacionalización, hay dos opciones. En la primera, el Estado toma el control del banco, pero sin modificar su planteamiento legal. La sociedad sigue siendo una entidad de derecho privado y el Gobierno es un simple accionista. En la segunda opción, el Estado cambia la naturaleza de la institución crediticia, que se convierte en una entidad de derecho público. Desde mi punto de vista, si el control estatal tuviera que revelarse necesario, sería preferible, con diferencia, que se hiciera sobre la base de la primera opción.
Por tanto, ¿se trataría de que la presencia del Estado en la sociedad sea temporal, dando al Gobierno la posibilidad de salir?
Exactamente. La credibilidad de las decisiones también depende de una estrategia de retorno a la vida normal (sin crisis). En el mismo modo en el que nosotros, como Banco Central Europeo, tenemos que encontrar una salida a nuestra política monetaria después de que se hayan superado estos tiempos excepcionales, los gobiernos tienen que pensar en hacer lo mismo con su política económica.
¿Cree que el control público de los bancos es inevitable para salir de esta crisis?
En esta circunstancias, es muy importante ser humildes. Mirar a los números y a los hechos caso por caso. Lo cierto es que no existe una sola solución para todos, sin embargo, en algunos casos el control de la entidad crediticia por parte del Estado podría revelarse necesario e inevitable.
Tras la reunión del G-20, ¿considera que se han adoptado acuerdos de calado en relación a la cooperación internacional?
Esta reunión representa un punto de inflexión muy importante en la cooperación internacional. El G-20 se ha convertido en un foro indispensable en la gestión de esta crisis. Cabe recordar que el G-20 no es una institución informal completamente nueva. Ha nacido a finales de los años 90, en una realidad como la crisis de los mercados asiáticos y entonces se reveló muy útil. Hoy, sin embargo, ha dado un evidente salto de calidad, convirtiéndose en un foro complementario al G-7 o al G-8. En resumen, la reunión de Londres ha sido una ocasión histórica muy importante.
Se han tomado muchas decisiones. ¿Cuáles son las más importantes?
No escogería una medida concreta. Son todas importantes y hay que considerarlas en su conjunto. Me parece que cubren todos los aspectos más significativos de esta crisis. Ahora lo más relevante es que se introduzcan en el modo más rápido, veloz y con la mayor profesionalidad posible. A estas alturas, será necesario introducir progresivamente medidad anticíclicas, en particular en el campo de la regulación.
¿Acaso quiere decir que han sido lentos al introducir medidas para aliviar las consecuencias de la crisis?
No diría que los gobiernos han sido lentos. Diría, en cambio, que a nivel mundial, y por tanto también en la eurozona, no han sido lo bastante rápidos como para convencer totalmente a los operadores económicos. Las medidas de apoyo decididas son muy significativas -representan un 23 por ciento del PIB-, pero no siempre han sido introducidas de modo eficaz.
Desde hace algunas semanas las bolsas están al alza. ¿Es la luz al final del túnel o es mejor ser cautos?
Desde hace 18 meses se me hace esta pregunta con una cierta regularidad, antes y después del 15 de septiembre de 2008, cuando la crisis empeoró a causa de la imprevista quiebra de Lehmann Brothers. Nos estamos enfrentando a una corrección del mercado muy importante, difícil y turbulenta. Es un proceso que todavía se está desarrollando. Tenemos que ser responsables tanto en el sector público como en el sector privado y debemos estar listos para enfrentarnos a eventos inesperados, que son una característica típica de esta crisis, como hemos podido constatar. En fin, tenemos que permanecer continuamente alerta.
La impresión generalizada es que la crisis financiera se haya trasvasado a la economía real para volver ahora a pesar sobre las finanzas, a causa de las quiebras de empresas.
Hasta mitad de septiembre del año pasado, la crisis era sobre todo de índole financiera. Le recuerdo que hasta la quiebra de una institución sistémica norteamericana los países emergentes casi no habían sido tocados por la ralentización económica. Con la bancarrota de Lehmann Brothers la crisis ha empeorado de repente, se ha generalizado al planeta entero, golpeando la economía real. Se ha creado un círculo vicioso, que ha caracterizado los últimos dos trimestres. Se lo repito: estamos en un periodo de corrección de los mercados que sigue en marcha y tiene una enorme magnitud.
Para mayo han anunciado algunas novedades, como una nueva rebaja de los tipos y otras medidas no convencionales.
En lo que se refiere al tipo de referencia he dicho, a través del Consejo Directivo, que no podemos excluir posteriores reducciones de los tipos de interés de modo muy moderado. Con respecto al tipo sobre los depósitos, he dicho que el nivel actual del 0,25 por ciento ya es extremadamente bajo y no me espero cambios en el futuro más próximo. Sobre las nuevas medidas no convencionales, he explicado que el Consejo Directivo del Banco Central Europeo no tomará decisiones en la reunión de mayo. Como es habitual, el Consejo no quiere anticipar de ninguna manera las decisiones que se tomarán.