Economía

¿Cómo resistirá España un paro del 20%?

El fracaso de los economistas en la previsión del desarrollo de la crisis está siendo estrepitoso. A medida que transcurre el tiempo de recesión, las diversas instituciones revisan sus pronósticos a la baja, de forma que va ennegreciéndose paulatinamente el panorama. De hecho acabamos de recibir malas noticias del Banco de España, que, en el Informe de proyecciones de la economía española ?trece folios sencillamente apocalípticos-, afirma que el Producto Interior Bruto (PIB) registrará una caída del 3% en 2009 y un descenso del 1% en 2010, lo que supondrá una disminución significativa del empleo, que descenderá un 5,2% en 2009 y un 2,1% en 2010, con lo que la tasa de paro se situará en el 17% a finales del actual ejercicio y por encima del 19% el próximo ejercicio si no se toman medidas.

Comoquiera que las últimas previsiones del Gobierno eran mucho más optimistas - anunciaban una contracción económica del PIB del 1,6% para 2009, con un aumento de la actividad del 1,2% en 2010, y del 2,6% en 2011, lo que significaría que llegaríamos a un desempleo máximo del 15,9%-, Solbes no ha tenido empacho en dar explicaciones: aquellas previsiones tenían sentido cuando se hicieron, hace meses; ahora, las que valen son las del Banco de España. Evidentemente, tampoco se puede confiar en las previsiones actuales, que podrían ser modificadas nuevamente a la baja en cualquier momento.

Sea como sea, y al margen de cualquier controversia, son muchos los actores económicos y sociales que consideran que podemos llegar en nuestro país a un desempleo del 20%. Y ello a pesar de que se contraiga la población activa una vez que muchas personas que actualmente buscan trabajo desistan de hacerlo, tras convencerse de la inutilidad de su esfuerzo.

La situación social de la comunidad con uno de cada cinco trabajadores en paro será muy seria, sin lugar a dudas. Y en nuestro país, a pesar de la extensión del Estado de Bienestar, que es de las más altas de Europa, la gran duración de la etapa recesiva según estas previsiones tendrá como consecuencia que, en el momento más crítico, la mitad de los cuatro millones de parados podrían estar sin cobertura de desempleo, y un millón de familias podrían tener a todos sus miembros en paro.

Efectos de la situación

Las consecuencias de semejante situación no sólo son, obviamente, de índole económica sino también social y ética. En efecto,

- La reducción de la población que dispone de rentas para el consumo será una rémora a la hora de recuperar la demanda. En otras palabras, actuará a modo de feed-back recesivo, tirando negativamente del crecimiento.

- Resultará inevitable que el estado de necesidad en que quedarán numerosas familias, que ya no podrán recurrir a la red de solidaridad que funciona cuando sólo una parte del núcleo familiar está en paro, genere brotes de delincuencia (no hay que olvidar que el estado de necesidad es un eximente en nuestro código penal). Y puesto que previsiblemente serán muchos los inmigrantes que hayan de recurrir a esta solución extrema, podrán generarse brotes de xenofobia.

- Los agentes sociales no podrán mantenerse al margen de esta situación, lo que generará inestabilidad y crisis.

- La expectativa de un 20% de desempleo ?si no se adoptan las medidas adecuadas? según el Banco de España, engendra pánico en los sectores menos favorecidos. Ello retrae la confianza general y abona la depresión económica, se confirme o no la posibilidad de deflación que pronostican algunos analistas.

Son necesarias medidas

En estas circunstancias, las administraciones públicas deben no sólo tomar medidas cuando llegue el caso sino anunciarlas inmediatamente: para remontar la crisis, es preciso: a) Anunciar una prolongación del seguro de desempleo mediante subsidios no contributivos a los grupos familiares que no tengan ingresos; b) Intensificar cursos de formación retribuidos a los que puedan acogerse parados de larga duración que hayan de cambiar de sector de actividad (el sector construcción no dará empleo a todos sus desempleados); c) Incrementar los planes de retorno de los inmigrantes que pretendan encontrar oportunidades en sus países de origen.

En definitiva, una parte de la solución de la crisis deberá consistir en la gestión adecuada del desempleo, aunque sea a costa de incrementar el déficit público hasta más allá de lo prudencial. Y para ello resultaría extraordinariamente favorable el logro de un pacto social con participación de los agentes sociales y de los partidos de oposición.

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