MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, subrayó hoy durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados que ya en 2003 la institución recomendó a Caja Castilla-La Mancha, tras llevar a cabo una inspección, que reflexionase sobre la financiación a la actividad promotora debido al elevado riesgo que comportaba.
Ordóñez explicó que estas recomendaciones se tuvieron en cuenta en el seguimiento de la entidad y que se volvieron a reiterar en 2008, en el escrito de requerimiento posterior a la primera inspección. En él se constataba que existía un importante volumen de riesgos con algún tipo de deterioro y debilidad y un empeoramiento de la calidad crediticia.
Este escrito demandaba que el consejo de administración revisase las políticas y decisiones en materia de riesgos y que se pusieran en marcha medidas para afrontar la morosidad y un aumento en los saneamientos.
El gobernador también señaló que CCM tiene que afrontar "serios problemas" por una "inadecuada" gestión de riesgos, y que la responsabilidad recae sobre los anteriores administradores de la entidad.
Ordóñez explicó que CCM tuvo una expansión del negocio del sector inmobiliario que se financió en buena parte a través de recursos de los mercados de renta fija internacionales, generando importantes desequilibrios.
Según explicó, la experiencia histórica muestra que este tipo de expansión crediticia es "muy peligrosa" si no va acompañada de las correspondientes medidas de control de riesgo, porque pueden llevar aparejada una relajación en los estándares crediticios.
TUVO PERDIDAS EN 2008, PERO MENORES DE LO ESPERADO.
No obstante, insistió en que CCM no tiene ningún agujero patrimonial, y que a 31 de diciembre de 2008 contaba con un patrimonio neto contable positivo, porque los activos netos son superiores a sus deudas, y añadió que tras realizar los ajustes necesarios, la entidad registrará pérdidas pero menores de las esperadas.
El gobernador del Banco de España señaló también que CCM era considerada una entidad con "seguimiento especial", lo que justifica la constante evolución que se hacía de sus riesgos, solvencia, rentabilidad y liquidez, porque se estimaba que era especialmente vulnerable ante una negativa evolución del ciclo económico y , en especial, del mercado inmobiliario.