En medio de la crisis económica, el mundo empresarial se detiene por un día. Hoy se celebra la Asamblea General de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), donde será elegida la junta directiva del organismo. Aquí acaba el largo recorrido iniciado por su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, para validar su mandato al frente de los empresarios. Tras la retirada de José María Cuevas, por motivos de salud, en febrero de 2007, Díaz Ferrán ocupa la cúspide de la organización.
Pero existía una brecha en la legitimidad de su liderazgo: el no haber sido elegido en Asamblea General. Algunas voces críticas, capitaneadas por el presidente de la Confederación Empresarial de Andalucía, Santiago Herrero, acusaron a Díaz Ferrán en diversas ocasiones de no tener la suficiente independencia para dirigir la organización y "de no tener las manos demasiado libres". A día de hoy, Herrero no ha mostrado su apoyo al único candidato para presidente.
Camino largo
De todas formas, el camino hacia esta Asamblea ha sido largo. Además de las vertientes que apuntaban a que la principal preocupación de la organización debía de ser la crisis y que no se podían detener a contar el número de votos con los que contaba Díaz Ferrán, todavía se topaba con una traba mayor: la de sus estatutos. Las normas de CEOE obviaban la posibilidad de realizar elecciones extraordinarias.
El obstáculo se atajó en diciembre con el cambio estatutario en el que, además, se introdujo la imposibilidad de que un presidente se mantenga más de dos legislaturas. Con este giro, se quiso evitar que el presidente de los empresarios no fuera empresario, premisa por la que tantas veces fue criticado José María Cuevas, que se mantuvo 23 años en el poder.
El actual presidente de la CEOE evaluó bien sus apoyos antes de decidirse a adelantar las elecciones. Muchas organizaciones sectoriales y territoriales mostraron su respaldo. Pero aún así, habrá una novedad, aunque no atañe a la presidencia. La sorpresa surgirá con el nombramiento de dos nuevos vicepresidentes de la CEOE, "al menos", según fuentes empresariales a las que ha tenido acceso elEconomista.
Por un lado, será nombrado Jesús Terciado, presidente de la Confederación de Castilla y León (Cecale). La razón es que la organización castellano-leonesa fue una de las primeras en apoyar a ciegas al actual presidente. Y en segundo lugar, también se proclamará a Jesús Vanegas, presidente de la Asociación Empresas de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de España (Aetic).
Díaz Ferrán entró como presidente hace algo más de un año y cargaba con gran experiencia a sus espaldas. Fue el presidente de la Confederación de Empresarios de Madrid (CEIM), puesto que actualmente ocupa su cuñado, Arturo Fernández. En ese tiempo compaginaba su cargo en la organización madrileña con la presidencia de las Cámaras de Comercio de Madrid.
A la experiencia se sumó el apoyo de Cuevas, que le designó como sucesor. Sin embargo, las dudas hacia él comenzaron a sucederse. Ya no eran tan sólo críticas aisladas de la organización andaluza, sino formadas a partir de su incompatibilidad explícita con el secretario general de la organización, Juan Jiménez Aguilar. Polémica que finalizó en la Asamblea de septiembre, cuando el presidente de la CEOE sustituye a Jiménez Aguilar por José María Lacasa.
A partir de ese momento, Díaz Ferrán parece que ha conseguido el apoyo suficiente para su validación en la presidencia hasta el fin del mandato de Cuevas en 2010. Exactamente, ya ha recibido el respaldo del 80% de su organización.
La confederación representa al 95% del tejido empresarial español, con 226 asociaciones territoriales y sectoriales, que reúnen a 1.300 empresas. El único que podía haber interferido en su camino era Jesús Bárcenas, presidente de Cepyme, por la confrontación existente en las posiciones que defiende cada uno.
Pero Bárcenas, que lleva seis años al frente de las pymes dio su apoyo a Díaz Ferrán hace meses.
Con la crisis de fondo
Uno de los argumentos de Díaz Ferrán para convocar elecciones anticipadas era repasar los apoyos para poder actuar en defensa de los empresarios con cierta independencia en sus decisiones y, sobre todo, en las negociaciones con los sindicatos y el Gobierno.
Ayer mismo, en la primera jornada del Congreso de la Unión General de Trabajadores (UGT), el presidente de los empresarios instó a los sindicatos a que se fueran preparando para negociar "la reforma laboral". Díaz Ferrán arrastra un fracaso en su haber al no haber podido introducir en el Diálogo Social la reforma del mercado laboral. No obstante, todo indica que la presión empresarial existente sobre este asunto, conseguirá que este objetivo sea debatido este mes de abril, cuando se vuelvan a abrir las mesas de negociación.
El contexto de crisis económica ha volcado todos los sistemas de negociaciones mantenidos con los sindicatos desde hace años. Un ejemplo de ello es la Negociación Colectiva, pues tras siete años, se ha roto el consenso en materia salarial. Éste era uno de los grandes logros conseguidos por José María Cuevas junto con la puesta en marcha del Diálogo Social, que es otro de los fracasos de este año. Aunque sí que se han compuesto las mesas de Diálogo Social, las medidas aprobadas por el Gobierno no han sido consensuadas por todas las partes de la mesa.
Las reivindicaciones de la patronal son concretas: contrato de crisis (un contrato indefinido con una indemnización de despido de 20 días por año trabajado); la privatización de los servicios del Inem; la rebaja generalizada en las cuotas de la Seguridad Social y la reducción en ciertos impuestos. La solución de la falta de liquidez de las empresas españolas es la medida que encabeza la batería de reivindicaciones que expone la CEOE. Desde los sindicatos, el punto de vista cambia. UGT y CCOO se deshicieron en alabanzas ante la paciencia negociadora de Cuevas, cualidad que no aprecian en Díaz Ferrán. Precisamente, los sindicatos han achacado estos días la dureza de éste a su necesidad de apoyos.