
El ex ministro Josep Piqué, actual presidente de Vueling, ha reconocido que cuando gobernaba el PP y el PSOE hablaba de la necesidad de hacer reformas estructurales éstos tenían razón aunque él no podía decirlo. No obstante, Piqué ha señalado que cuando ellos llegaron al poder tampoco hicieron nada porque las reformas estructurales son muy costosas en términos políticos y sus efectos son a largo plazo.
Antes de este reconocimiento, durante la conferencia Crisis, ¿qué se puede hacer? organizada por PricewaterhouseCoopers, el que fuera ministro de Industria, Asuntos Exteriores y Ciencia y Tecnología ha dicho que ha llegado la hora de hacer "reformas estructurales" en la economía española para cambiar el modelo productivo y de abordar una reforma profunda de las relaciones laborales y del mercado de trabajo.
El presidente de Vueling (VLG.MC) también dijo que, probablemente, la economía española se enfrenta a la "paradoja cruel" de que sólo saldrá de la crisis sobre la base de la "destrucción masiva" de puestos de trabajo.
El ex ministro ha afirmado que España tiene un problema de "modelo productivo" que en años de bonanza ha creado muchos puestos de trabajo, pero de poco valor añadido, lo que ha provocado una pérdida de productividad y de competitividad en el conjunto de la economía.
Todo ello en el marco de una crisis "sin precedentes" desde 1929, en el caso de España agravada por la crisis inmobiliaria, que ha provocado que en el último trimestre del 2007 creciéramos un 3% y en la segunda mitad del 2008 hayamos entrado en recesión, lo que ha causado una bajada del consumo y la inversión y la consecuencia "más dramática", la pérdida brutal del mercado de trabajo.
Según Piqué, estaremos más cerca de los 4,5 millones de parados que de los 4 millones y ha pronosticado que muchos verán cómo se acaba el tiempo de recibir prestaciones sociales y a otros les será muy difícil volver a tener trabajo.
En este contexto, Piqué ha alertado sobre las "tensiones" sociales y políticas que puede crear el hecho de que en España haya unos cinco millones de inmigrantes y que "hay que saber gestionar bien".