
Sólo 365 días. El 9 de marzo de 2008 los españoles acudimos a las urnas inmersos en una situación económica y de confianza muy diferentes a las actuales. Las últimas cifras macroeconómicas conocidas se alejaban drásticamente de los números negativos que hoy hacen mella en miles de empresas y familias. Las perspectivas y los discursos oficiales -y extraoficiales- también eran por entonces inimaginables sólo un año después. Sin embargo, fueron muchas las advertencias y han sido muchaslas críticas en relación a un posible maquillaje con el que se pudo endulzar la campaña electoral.
Hace justo un año, cuando el candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, fue reelegido presidente del Gobierno, la polémica giraba en torno a si la economía española podría entrar en una crisis o lograría escapar a ella. Lejos quedaba aquella afirmación en la que el jefe del Ejecutivo se felicitaba de haber situado a España "en la Champions League de las economías del mundo". Entonces el interminable debate, que llegó casi hasta el verano, se centraba en si la desaceleración era más o menos "significativa" y la palabra recesión sonaba muy lejos, cuando hoy la discusión está en si será este año, en 2010 o en 2011 cuando empezaremos a ver la luz al final del túnel.
A un día del 9 de marzo de 2009, el propio Zapatero ha reconocido en varias ocasiones que "estamos atravesando los peores momentos de la crisis". Las cifras, sin necesidad de citas, hablan por sí solas.
Un antes... y un después
Sin mirar más allá del mes de marzo, los indicadores que acompañaron la campaña electoral no pintaban mal para el partido del Gobierno que acaba de prometer la famosa deducción de 400 euros en el IRPF para asalariados, pensionistas y autónomos. El último dato confirmado del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), relativo al cuarto trimestre de 2008, ascendía al 3,3 por ciento. Si hoy fuéramos a votar, lo haríamos con una recesión más que confirmada y con un PIB que, en el mismo periodo, decreció un 0,7 por ciento.
"Soy incompatible con el catastrofismo, crear alarmismos injustificados es lo menos patriótico que conozco", defendía el 10 de enero José Luis Rodríguez Zapatero. Ya en campaña electoral fue una constante la defensa de que la economía española había crecido los cuatro años de Gobierno socialista por encima del 3 por ciento.
Al hablar sobre las perspectivas económicas las dudas se acrecentaban, pero el tono optimista seguía siendo una constante. Pese a las múltiples voces que pidieron al Gobierno al arranque de 2008 que revisara sus previsiones macroeconómicas que situaban el crecimiento del PIB para el conjunto del año en el 3,1 por ciento (y en el 3 por ciento para 2009), un Pedro Solbes confirmado en el cargo en noviembre de 2007 como valor económico de Zapatero, se resistía. Por aquel entonces, la Comisión Europea ya había realizado ese recorte en el crecimiento anual al 2,7 por ciento.
Sin embargo, el reelegido Ejecutivo ese 9 de marzo realizó la revisión el 25 de abril, apenas medio mes después de que Zapatero prometiera su cargo por segunda vez. Entonces, la rebaja fue de ocho décimas: el Ministerio de Economía pronosticó un crecimiento del 2,3 por ciento para el conjunto del ejercicio... y también para 2009.
Avalado por estas previsiones, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, se alejaba una y otra vez de la palabra crisis. "Hablar en estos momentos de crisis es prematuro, La situación no es de riesgo y España saldrá reforzada", aseguraba la figura económica del PSOE en el debate televisivo que le midió, la víspera de que arrancara la campaña electoral, a su oponente popular, Manuel Pizarro.
El ex empresario defendió entonces que estábamos en "un momento de crisis" y cuestionó que el Gobierno negaba "lo evidente". Pero, para muchos, la victoria que entonces se atribuyó a un Solbes con problemas en un ojo -pero rejuvenecido e ilusionado- fue un punto de inflexión en una campaña electoral en la que la economía, con todo, se puso más de lado de los socialistas que de los populares. Hoy resulta positiva la previsión oficial de crecimiento del -1,6 por ciento para este año.
El paro, a primera línea
El segundo índice significativo, el del paro, deja realidades todavía más duras para 1.166.528 personas que se han quedado sin trabajo entre febrero de 2008 y el pasado febrero. El incremento desenfrenado del desempleo (en un 50,3 por ciento en un año hasta situar la cifra total de parados cerca de los 3,5 millones) dista mucho de los objetivos de campaña que Zapatero se planteaba al prometer "pleno empleo" para el periodo 2008-2012.
La tasa de paro recogida en la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE relativa al cuarto trimestre de 2007 se situaba en el 8,6 por ciento. Entre abril y junio de ese año, España había alcanzado su tasa más baja de la historia: el 7,95 por ciento. Hoy, a la espera de que se produzca un empeoramiento notable en el primer trimestre de 2009, los últimos datos reflejan un incremento de este índice hasta el 13,9 por ciento.
También quedaron lejos los tres millones de empleos de los que Zapatero presumió en los quince días previos a la cita electoral y los dos millones de nuevos empleos que prometía en su programa, junto con una tasa de paro que volvería a acercarse al 7 por ciento. No está de más recordar aquí que el candidato popular, Mariano Rajoy, prometía crear 2,2 millones de empleos hasta 2012.
El debate hoy, con una previsión de desempleo que el Ejecutivo fija en un considerado por muchos organismos optimista 15,9 por ciento, se sitúa en torno a si España superará o no la barrera psicológica de los cuatro millones de parados y de hacerlo cuándo lo hará.
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