Gonzalo Robledo
Tokio, 23 nov (EFECOM).- La continuidad de la expansión de la economía japonesa, que en noviembre logró un récord de 58 meses seguidos de alza, dependerá del consumo individual cuando las industrias empiecen su ralentización, indican expertos locales.
El período de expansión de febrero de 2002 a noviembre último, sin precedentes desde la Segunda Guerra mundial, fue anunciado ayer por el Gobierno en su evaluación mensual de la economía.
Dicha apreciación advirtió de un descenso del consumo individual originado en el estancamiento de los salarios, y rebajó su valoración para la economía japonesa por primera vez en dos años.
El ritmo de la reciente expansión ha sido menor que el de otros períodos anteriores de mejora, dice el informe y añade que el promedio de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en los cuatro años pasados alcanzó el 2,4 por ciento.
Entre los factores destacados del crecimiento figura la subida de las exportaciones al resto de Asia y la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) a finales de 2001, coincidiendo con la etapa preliminar de la expansión.
Para el diario económico Nihon Keizai, la exitosa adaptación de las empresas japonesas a la globalización, deshaciéndose de exceso de instalaciones, de personal y deuda, contribuyó a la expansión.
Para los próximos meses, sin embargo, algunos analistas vaticinan un descenso originado en la desaceleración del crecimiento económico en Estados Unidos que recortará las exportaciones niponas y fomentará la cautela entre los directivos japoneses a la hora de proyectar sus gastos.
Como síntoma de esa ralentización los analistas citan el descenso trimestral sin precedentes entre julio y septiembre del indicador de pedidos de maquinaria, considerado como un indicador de la evolución de la economía en los seis meses posteriores.
En esa estadística destacó el alza de los pedidos de maquinaria entre los fabricantes de automóviles, del 14,3 por ciento, ocasionadas por las exportaciones a los Estados Unidos.
Los expertos más optimistas hacer referencia a una ralentización positiva para la economía ya que impedirá que las empresas acumulen de nuevo equipos e instalaciones dejando margen para una subida de salarios.
Empresas como las siderúrgicas Nippon Steel y JFE Steel preparan para 2007 su primer incremento salarial en seis o siete años, una medida que de ordinario crea tendencia en los demás sectores industriales, según el Nihon Keizai.
La subida salarial coincidirá con la oleada de jubilaciones de los nacidos en la posguerra que con sus jugosas pensiones incentivarán el consumo.
La generación de nuevos ricos nació entre 1947 y 1949 y al alcanzar la edad obligatoria para la jubilación, recibirán un promedio de 20 millones de yenes (unos 170.000 dólares), libres de gastos de hipotecas de vivienda.
Con el fin de captar un mercado cuya característica principal, además de su gusto exigente, será la estabilidad de sus hábitos de consumo, las empresas japonesas han empezado a confeccionar productos no existentes en una sociedad en la que, al menos hasta ahora, está mal vista la ostentación.
El mercado de los nuevos jubilados se calcula en 50 billones de yenes (unos 423.000 millones de dólares) y entre los beneficiarios se encuentran empresas de manufactura y casas de valores que prevén un fuerte estímulo en los mercados bursátiles.
Al sumar todos los factores, el consenso de los expertos predice un crecimiento económico del 2,1 por ciento en el próximo año fiscal, que se inicia el 1 de abril.
Aunque esa tasa de aumento es un 0,3 puntos más baja que la del ejercicio en curso, el consumo individual crecerá un 1,7 por ciento, anotan y auguran otro período de expansión. EFECOM
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