El comercio de obras de arte sustraídas mueve al año 10.000 millones de euros en todo el mundo.
El comercio global de obras de arte robadas genera más de 10.000 millones de euros anuales. Interpol reconoce tener fichados más de 160.000 obras desaparecidas en las últimas décadas, entre las que hay documentadas 562 de Picasso, 356 de Miró, 231 de Dalí, 174 de Rembrandt, 159 de Warhol y 108 de Matisse. Dos de los robos no resueltos en España más significativos en los últimos 20 años son cuatro piezas de un retablo de Gallego y tres Velázquez desaparecidos del mismísimo Palacio Real.
El mercado negro del arte
Pero el negocio en torno al robo de obras de arte viene de lejos. En 1958 el profesor Gaya Nuño publicó un libro titulado Pintura española fuera de España, en el que documentaba la existencia de 3.150 pinturas que habían abandonado el país de manera irregular, entre las que se citaban 67 Velázquez, 102 Zurbarán, 185 Murillo -que era el pintor español más cotizado en el siglo XIX- y 300 Goya.
Tanto robo termina provocando situaciones curiosas. Por ejemplo: uno de los mejores cuadros de Zurbarán, La Familia de la Virgen (pintado en 1630), salió a subasta en Londres atribuido al taller del artista extremeño y no al propio pintor, por lo que Juan Abelló lo adquirió por un precio ridículo. Curiosamente, esta hermosa tela viajó hasta América oculta en los faldones de un obispo.
De caza en España
Gonzalo Santonja, en su libro Museo de Niebla, que documenta el saqueo artístico sufrido por Castilla y León, nos habla de un conspicuo anticuario inglés llamado Robinson que expolió con saña las parroquias de Extremadura durante los años cincuenta del pasado siglo y que ofrecía a los párrocos de las localidades extremeñas un curioso trueque: por cada retablo que le facilitasen, él les pagaba con la moneda más conocida del desarrollismo español, un 600, y si añadían de propina algún Cristo gótico, el inglés les añadía una rueda de repuesto.
Eric el Belga también cazó en España. De hecho, reconoció haber comprado en 1972 a un gitano en Tudela 1.100 Cristos antiguos, una decena de auténticas joyas del siglo XII y otro centenar datados en el siglo XV. Salieron por la frontera, sin ningún tipo de impedimentos, en un camión con destino a Bélgica.
La Cruz de Caravaca, uno de los objetos sagrados más populares del mundo, también desapareció en 1934, dictándose en 1939 orden de busca y captura para Juan Picón y Ruiz, al que algunos vinculaban con la masonería y que nunca retornó al pueblo murciano. Otras fuentes llegaron a inculpar al Vaticano.
Al contrario de lo que sucede con los lienzos, el saqueo de las colecciones de libros y manuscritos suele resultar más sencillo debido a su fácil traslado. Recientemente, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tuvo que responder en el Senado sobre el robo sufrido por el incunable del siglo XV La ciudad de Dios, de San Agustín, sustraído el 10 de marzo a su regreso de una exposición celebrada en México y con un valor de seguro de 20.000 euros. El volumen, un pergamino sobre cartón de 208 hojas, fue prestado por la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense.
El último 'Goya' extraviado
Y eso es lo mismo que ha pasado hace unos días con el cuadro de Goya Niños del carretón, extraviado en el traslado desde el Museo de Toledo (Ohio) hasta el Guggenheim de Nueva York. Estaba asegurado en 850.000 euros y se ofrece una recompensa de 40.000 euros a quien facilite pistas fiables sobre su paradero.
Al margen del expolio nazi, el más reciente saqueo internacional ha sido el del Museo de Irak, en Bagdad, que albergaba más de 100.000 tesoros antiguos antes de la invasión norteamericana. Muchos arqueólogos temían que valiosas obras de arte con más de 6.000 años de civilización mesopotámica hubiesen sido objeto de robos masivos. El primer caso conocido ocurrió el 10 de noviembre de 2005 al ofrecerse en una sala de subastas de Madrid 21 tablillas mesopotámicas de terracota y un collar de cuentas de lapislázuli y oro sustraídos en centros patrimoniales del sur de Irak, que habían hecho escala previa en Gran Bretaña.
De todos modos, los expertos internacionales están seguros que la mayor parte de los tesoros iraquíes llegarán a los mercados internacionales a través de transacciones opacas para coleccionistas particulares que no deben pasar ningún tipo de inspección y control a los que sí están obligados los museos públicos.
No podemos acabar esta desgraciada historia del expolio artístico sin mencionar el que ha sido el robo más importante del siglo XX, el de La Gioconda, de Leonardo Da Vinci, sustraída del Museo del Louvre por un obrero italiano el 21 de agosto de 1911 y recuperada en 1913. El compatriota de Da Vinci quería llevar a la Mona Lisa a Italia porque creía que era parte de su patrimonio. Al menos, y por lo que se desprende de su confesión, en esta ocasión no estaba el dinero detrás.