
La Cámara de Representantes ha aprobado este viernes el plan de reactivación económica de Obama. El 'sí' de la Cámara Baja, y en las próximas horas en el Senado, supone una victoria legislativa para la guerra económica que libra el presidente Barack Obama, quien prevé promulgar el proyecto de ley (como había prometido) en los próximos días.
El costoso plan de relanzamiento de la economía estadounidense parece llegar a su final. Este viernes la Cámara de Representantes ha aprobado el proyecto reclamado insistentemente por el presidente Obama, y en las próximas horas se espera que el Senado ponga punto final a la maratón legislativa.
Oposición republicana
La Cámara de Representantes y el Senado estaban en la recta final este viernes por la mañana, cuando todavía se registraba una oposición residual en el terreno republicano.
"Es lamentable que incluso en estos tiempos tan difíciles para la economía, los parlamentarios no puedan resistir la tentación de sobrecargar este proyecto de ley de miles de millones de dólares en gastos inútiles que no harán nada por estimular la economía", declaró en la apertura de la sesión el senador republicano John McCain, ex candidato a la presidencia, en la apertura de la sesión.
Descontando la aprobación de su proyecto, Obama advirtió este viernes a empresarios en la Casa Blanca que "este plan es una etapa crítica, pero aunque importante, es solamente el comienzo de lo que creo todos ustedes entienden que será un largo y difícil proceso de recuperación de nuestra economía".
Diferencias en el Congreso
En el Congreso, pese a las exigencias de la mayoría demócrata, los republicanos lograron situar el costo total del plan bajo la barra de los 800.000 millones de dólares, mientras que el proyecto aprobado por la camara baja alcanzaba los 819.000 millones y el del Senado 838.000 millones.
En el Senado, los votos de los tres senadores republicanos moderados, Susan Collins, Arlen Specter y Olympia Snowe, ha resultado indispensable para alcanzar los 60 votos necesarios para aprobar la ley.
El plan está compuesto en más de un tercio de reducciones fiscales. El resto está constituido por gastos de infraestructura, salud, ciencia y tecnología, educación y energías alternativas.