
Bruselas, 9 feb (EFE).- Los Veintisiete están ultimando un acuerdo para permitir a los Estados miembros liberar a las entidades financieras de los "activos tóxicos" que lastran sus balances y están impidiendo la restauración de la confianza en el sector.
El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo (ministros de Finanzas de la zona del euro), indicó al término de su encuentro mensual que la idea es ofrecer distintas opciones para que cada país elija la más conveniente, teniendo en cuenta las especificidades de su economía y de las entidades afectadas.
Juncker explicó que la discusión continuará mañana, en la reunión del Ecofin (ministros de Finanzas de la UE), y confió en que sea posible llegar a un acuerdo.
El primer ministro luxemburgués destacó que, para ciertos bancos, es "esencial" encontrar una solución sobre el tratamiento de los activos denominados "tóxicos", e incidió en que, a pesar de algunas mejoras, el mercado de crédito sigue sin funcionar.
Tras constatar que las cuantiosas ayudas a los bancos no se están reflejando en el flujo de financiación a la economía real, varios países de la UE están estudiando poner en marcha la idea de un "banco malo" en el que agrupar los activos problemáticos, no líquidos.
Desde la Comisión Europea, el responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, hizo hincapié en que la situación es muy diferente en los distintos países y en cada entidad, por lo que no se puede aplicar la misma solución en todos los casos.
El comisario explicó que la principal preocupación de la Comisión es el método de evaluación de los activos "dañados", para evitar un perjuicio excesivo a la competencia.
Por eso, Bruselas quiere que se garantice la transparencia en el sistema de cálculo, así como la independencia de los responsables de la evaluación de los activos.
También exige un tratamiento idéntico independientemente del método utilizado para sacar los activos problemáticos de los balances de los bancos.
Por último, debe asegurarse un reparto equitativo del coste de la operación entre los accionistas, los gestores y el erario público, para evitar que sean los contribuyentes los más perjudicados por el apoyo público a los bancos.
Por parte española, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, señaló a su entrada al Eurogrupo que no se plantea aplicar la idea del "banco malo" en nuestro país.
Aunque si se adopta una regulación a nivel europeo "no nos vamos a excluir", Solbes dejó claro que "no es un tema que pensemos utilizar".
El titular de Economía y Hacienda advirtió, eso sí, que la segregación de los activos "tóxicos" no debe suponer una ventaja a una institución financiera frente a otra, "porque si no, estaríamos haciendo muy mal negocio, dando ventaja a aquellos que no lo han hecho mejor".