Siempre maquillada, con un perfume suave, con falda y tacones del mismo color, sin olvidar que la falda debe llegar las rodillas y los tacones no pueden superar los cinco centímetros. Este es el aspecto que el Banco de Inglaterra quiere imprimir a todas sus empleadas con un fin claro: que tengan un aspecto profesional y no parezcan prostitutas.
Los directivos del banco aseguran que ofrecen estos cursos a sus empleadas, de los hombres no cuestionan ningún aspecto, como un elemento clave para el éxito.
Ellas, divididas
Vital es también la información que se ofrecen en estos cursos sobre el tamaño de los bolsos y su contenido. Nunca deben ser grandes ni ir muy llenos. Unas medidas que han dividido a la opinión pública internacional y a las propias trabajadoras. De la eficacia en el trabajo de las funcionarias el curso, que cuesta doce mil euros la hora, no dice nada.