
El Plan Made in Spain, Made by Spain en EEUU, el proyecto "estrella" del ministro Miguel Sebastián para esta legislatura, tendrán que pagarlo, al menos en parte, las empresas. Concebido como un plan de imagen, para potenciar la marca-país de España en el primer mercado del mundo, el agravamiento de la crisis internacional ha obligado a los responsables de la Administración Comercial a reconvertir el proyecto inicial en un plan de apoyo empresarial.
Un esquema mucho más realista y con mayores garantías de eficacia pero también con un mayor coste para las empresas, puesto que todas las acciones deberán ser cofinanciadas por el sector privado. El Plan EEUU, considerado como "un proyecto interesante y bien armado" por los responsable de las asociaciones empresariales españolas, aparece lastrado, sin embargo, por una evidente falta de recursos financieros públicos.
Sólo 20 millones de euros para los próximos dos años que se antojan una "propina presupuestaria", sobre todo si se comparan con los 32 y 38 millones que el Gobierno concedió el año pasado a los regímenes populistas de Evo Morales y Rafael Correa, en Bolivia y Ecuador, que no han dudado en vulnerar la legalidad y los contratos firmados para perjudicar los intereses de las empresas españolas.
A pesar de todo, Miguel Sebastián está empeñado en sacar el máximo partido a esta iniciativa y para ello ha enviado una carta a una veintena de los máximos dirigentes de las principales empresas españolas, incluidos los presidentes del Santander (SAN.MC), Emilio Botín, y del BBVA (BBVA.MC), Francisco González, en las que les solicita el respaldo personal al proyecto y su presencia en los actos de presentación del Plan programados en Madrid y Nueva York.
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