Economía

Las previsiones de crecimiento del Gobierno mexicano fueron demasiado optimistas

El presidente de México, Peña Nieto, durante un encuentro con jueces el 21 de noviembre | Reuters

El crecimiento económico de México quedó a deber en 2014 y para el próximo año se percibe optimista el pronóstico del Gobierno, que se sitúa en 3,7% en su escenario central, reconocieron expertos y analistas. Después de que el INEGI diera a conocer el dato del PIB del tercer trimestre, el cual avanzó a una tasa anual de 2,2% -inferior al 2,3% del consenso de analistas-, algunas instituciones financieras como BBVA Bancomer y Banorte-Ixe ajustaron a la baja sus proyecciones de crecimiento económico de 2014. También la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) revisó su estimación del PIB. Para 2014, lo situó en un rango que va de entre 2,1 y 2,6%.

Para algunos expertos, el denominado Momento Mexicano nunca apareció, al menos en el ritmo de crecimiento del país, y las reformas, aunque reconocidas por destrabar obstáculos que frenaron por décadas la productividad del país, darán una verdadera contribución al PIB pero a partir de 2016.

El director para AL de Moody's Analytics, Alfredo Coutiño, dijo que los resultados del PIB al tercer trimestre del año reflejan que la economía mexicana se encamina a un crecimiento de 2% en el año, es decir, por debajo del intervalo inferior de Hacienda (2,1%). "Dada la prolongación e intensificación de la efervescencia ante los problemas sociales y políticos y dada la lenta e insuficiente respuesta oficial, los mercados han empezado a cuestionar las perspectivas económicas a futuro. Principalmente por los efectos de descontento que puede ocasionar sobre las decisiones de los inversionistas tanto nacionales como extranjeros.

"Dado estos eventos desafortunados, hemos revisado nuestra estimación de crecimiento para el 2015 a 3,5% desde un 3,8%, dejando la puerta totalmente abierta para posteriores revisiones a la baja en los próximos meses", añadió el experto.

El director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CCESP), Luis Foncerrada, afirmó que la tasa de expansión del PIB de 2015 difícilmente alcanzará el 3,7%, y estará más cerca de 3 y 3,5%. De acuerdo con el experto, uno de los factores que impedirán un mayor dinamismo económico es la baja inversión que aún registra el país.

Foncerrada afirmó que será hasta mediados de 2015 cuando quizás lleguen más inversiones a México, pero ya no serán suficientes para generar el impacto esperado. "Para cosas más concretas creemos que sí será hasta 2016 cuando veamos un verdadero impacto de las reformas estructurales sobre todo en inversión. Pero éstas van a estar condicionadas a que primero se resuelvan otros problemas como el Estado de Derecho, corrupción e inseguridad", comentó.

La semana pasada, el Banco de México presentó su informe trimestral de inflación en el cual hizo hincapié en las reformas estructurales y su contribución a la economía pero a partir de 2016. "Se anticipa que, de implementarse adecuadamente las reformas, éstas tendrán un efecto positivo gradual sobre el crecimiento, lo que podría dar un intervalo de tasas de crecimiento mayores para 2016. En ese sentido, el intervalo de pronóstico se ubicaría de 3,2 a 4,2%", detalló el instituto central.

Dos años malos

En las últimas tres décadas, el PIB mexicano creció a una tasa promedio de 2,4%. En caso de alcanzarse el rango máximo del pronóstico de Hacienda (2,6%), aunado al 1,4% que avanzó en 2013, el promedio de expansión en los dos años de la presente administración es de 2%.

El académico del CIDE, Raúl Feliz, dijo que "nunca hubo el Momento Mexicano, lo que hubo fue una expectativa de que después de décadas de estancamiento se tomaran medidas para destrabar obstáculos a la productividad". "La reforma energética será exitosa, pero los retornos de inversión que se esperaban en el corto plazo tendrán que esperar y más ahora que ha estallado una crisis social por el conflicto de los estudiantes y la corrupción. Esto sin duda ha puesto en riesgo inversiones", mencionó.

Feliz explicó que el Gobierno vendió con mucho optimismo los beneficios que generarían las reformas, pero desde un principio se veía improbable. "Vamos a ver el efecto de los primeros contratos por la reforma energética a mediados de 2015, pero las primeras inversiones serán en 2016 y aún así me temo que serán en menor cantidad de lo que se contemplaba", abundó.

"El crecimiento económico sigue siendo el gran pendiente, y desafortunadamente se irá la primera mitad del sexenio sin que se haya tenido algún resultado para remediar este problema", afirmó.

Sin condiciones

La directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, Leticia Armenta, dijo que las revisiones a los pronósticos de Hacienda a lo largo de los últimos dos años se dieron porque estos fueron muy elevados y no había condiciones para lograrlos.

"Es cierto que se realizaron una gran cantidad de reformas estructurales y leyes secundarias transformadoras, pero la capacidad de crecimiento de la economía no ha cambiado porque seguimos con las mismas bases productivas.

"En ese sentido, pienso que las reformas estructurales, como la energética, llevarán al menos dos años que generen los beneficios y la atracción de inversiones que se requieren. Pienso que será después de 2016 para que si veamos un reflejo de estos cambios en la economía", comentó.

El investigador y académico de la Facultad de Economía de la Universidad Anáhuac , Carlos Canfield, criticó que el gobierno expresó desde un principio una situación de alto optimismo por las reformas estructurales sin que hubiera fundamento para tal.

"Siempre se supo que los beneficios de estas reformas eran para el largo plazo, pero el raquítico crecimiento económico de los últimos años los llevó a apresurar y expresar un mayor optimismo cuando no había forma de sustentarlo.

"Pasamos de lo que en el exterior se comenzó a denominar el Momento Mexicano a un gran desencanto, y hoy lo podemos ver con los acontecimientos sociales que dan la vuelta al mundo y que pueden tener repercusiones sobre las intenciones de inversión de los hombres de negocios del exterior", mencionó Canfield.

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