Tráfico

Discutir al volante conlleva una distracción equivalente a conducir con embriaguez

Una discusión al volante con el copiloto reduce la atención del conductor en un 26%, lo que equivale a ir en el coche con más 0,5 gramos de alcohol en sangre, según el estudio 'Zen Driving', elaborado por Prevensis con el objetivo de demostrar -de forma cuantificada- que detrás de cada accidente hay un componente emocional incontrolado.

Así lo ha puesto de manifiesto el gerente de Prevensis, Jesús Gómez, durante la presentación del informe, que ha tenido lugar este lunes en Madrid. En este sentido, ha explicado que "las emociones pueden provocar situaciones similares a cuando conducimos con alcohol o drogas en el organismo". "Conducimos drogados por nuestras emociones", ha apostillado.

El estudio -patrocinado por la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa) en el II Premio de Seguridad Vial- revela que sólo siete de cada 100 conductores mantienen un control emocional correcto y equilibrado a lo largo de su recorrido. Mientras, el 72% conduce con un control emocional bajo y el 17% restante lo hace sin ningún control emocional, "convirtiéndose en un peligro para si mismo y para el resto de conductores".

Por otra parte, se ha medido el impacto real de las principales distracciones al volante. Entre los factores que más afectan a esa alteración se encuentran una conversación intensa por el móvil, que incrementa el riesgo de sufrir un accidente en un 41%, un altercado con otro conductor (37%) o una conversación tensa con su acompañante (26%). Además, concreta que los conductores alterados multiplican por 2,5 el número de multas de tráfico que reciben.

Los conductores separados corren más; los solteros, los más despistados

El perfil común más positivo sería el de hombre casado de entre 37 y 50 años, aunque durante el estudio queda patente que el control emocional alcanza la verdadera plenitud a partir de los 55 años. En contra, el perfil común negativo sería el del soltero menor de 32 años, destacando que los más impulsivos son los jóvenes varones de menos de 25 años.

El estado civil también influye en los impulsos y, consecuentemente, en la velocidad, siendo los solteros los más despistados y los separados los más apresurados, quedando en un lugar intermedio y óptimo los casados o personas con pareja estable.

En cuanto al sexo, se registra un perfil negativo superior en mujeres, debido principalmente a la predisposición que presentan ante el volante, que es negativa en un 33% de los casos. En el caso de los hombres la actitud negativa viene asociada a la ira, mientras que en el de las mujeres, es hacia el miedo o la falta de seguridad.

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