Tiene un maletero escaso, unas plazas traseras poco aprovechables y su precio no entiende de argumentos racionales, pero ¿a quién le importa? Este Audi A3 es para disfrutar.
Hay quien encuentra el placer de conducir los deportivos con cientos de caballos bajo el capó, otros en los modelos más premium de tacto exquisito; hay otro tipo de cliente, en cambio, que simplemente disfruta con el contacto directo del viento en su cara cuando se pone a los mandos. No cabe duda de que hacer kilómetros al volante de un descapotable es una experiencia muy especial y gratificante. Quien lo ha probado, difícilmente puede volver a enlatarse en una carrocería cerrada porque parece que le están robando parte de su libertad.
La importancia de lo auténtico
Esa ansiada libertad llega cuando el conductor decide pulsar el botón que acciona la capota de lona en el A3. Así es como debe ser el techo en todo descapotable que se precie. Ese material textil de color negro (también disponible en otras tonalidades) aporta un toque de romanticismo, que hace aún más original al alemán. Y que nadie piense que es menos práctico que una capota dura al estilo de la que montan algunos modelos coupé- cabrio actuales, porque sus múltiples capas aíslan del ruido y de las inclemencias igual de bien, mientras la operación de plegado/desplegado se puede realizar en apenas 18 segundos y hasta una velocidad de 50 km/h. Lo único que podemos decir a este respecto es que la practicidad queda intacta, mientras se ganan varios puntos en autenticidad.
Una vez en marcha y con la melena al viento, el compacto de los cuatro aros se mueve de forma ágil gracias a su motor diésel de 2,0 litros y 150 CV que se asocia, en este caso, al cambio automático de doble embrague y siete velocidades S tronic. Quien elija esta configuración mecánica obtendrá buenas prestaciones y mucha comodidad, unidas a un consumo contenido. Existen otras opciones, tanto en diésel como en gasolina (todas ellas con turbo), pero quizá la de nuestra unidad de pruebas sea la más equilibrada de todas.
Lo que no nos parece equilibrado ni medianamente convincente es el tacto del chasis deportivo S line, que rebaja la altura en 25 milímetros, pero reduce de forma drástica la capacidad de absorción de la suspensión sobre firme irregular. Así que mejor montar el chasis normal y, ya de paso, prescindir de los neumáticos de perfil bajo con llantas de 19 pulgadas. Habrá quien piense que esto supone una pérdida en el apartado estético, y quizá lo sea, pero tenemos claro que la ganancia en confort que puede aportar en el día a día, lo compensa de forma sobrada.
Ficha Técnica
Motor: diésel
Potencia: 150 CV
Par motor: 340 Nm
Transmisión: auto., 6 velocidades
Tracción: delantera
Consumo mixto: 4,6 l/100 km
Velocidad máxima: 224 km/h
Aceleración: 8,8 segundos
Precio: desde 39.550 euros